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Pamplona refuerza a sus pastores

El Ayuntamiento potencia legalmente esta figura tras la denuncia contra uno de ellos el año pasado

Corredores junto a los toros en un encierro de San Fermín.
Corredores junto a los toros en un encierro de San Fermín.Alvaro Barrientos (ap)

Uniformados con un polo verde y una larga vara de madera, los 8 pastores del encierro son unos de los protagonistas menos conocidos de la carrera de Pamplona. No corren delante, sino detrás de la manada cada mañana, pero su labor es vital para el desarrollo del encierro. El bando de Alcaldía que se publica unos días antes de encenderse el chupinazo es el instrumento legal por el que se regulan los aspectos más concretos de una fiesta caracterizada por un caos organizado como los Sanfermines. Una de las novedades del firmado por Joseba Asirón (EH Bildu) es el reforzamiento legal de la figura de los pastores, recogiendo una de las ideas surgidas durante el último año en la Mesa del Encierro, que recoge la opinión de los distintos colectivos que participan en el evento.

En el último bando, el alcalde otorga carácter de autoridad a los pastores a los que define como “personal técnico encargado de guiar a la manada” y obliga a los participantes en el encierro a atender sus indicaciones y no “interferir en su arriesgada tarea”. Mención expresa que quiere evitar el vacío legal que permitió que el juzgado de instrucción número 5 de Pamplona admitiera a trámite una denuncia de un corredor valenciano que sufrió la rotura de la nariz por un varazo de un pastor en los Sanfermines pasados. La denuncia, finalmente, quedó archivada, pero su instrucción, en enero pasado, abrió un debate sobre el papel de los pastores que se cerraba con la decisión de reforzar su papel y relevancia.

El suceso se produjo en el encierro del 12 de julio del pasado año. El pastor denunciado, Vicente Martínez, más conocido como Chichipán, recuerda que el denunciante estaba incumpliendo tres de las normas del encierro: "Tocar el toro, no respetar la labor del pastor y correr detrás de la manada”. Martínez, que lleva 30 de sus 55 años como pastor del encierro, señala que advirtió al corredor varias veces mientras llegaban a la Plaza de Toros de que dejara de tocar al toro porque estaba poniendo en peligro al resto de participantes y utilizó la vara, con la mala suerte de que se diera la vuelta y le diese en la cara “de modo accidental”. Recalca que el toro al que molestaba el corredor que le denunció cambió la trayectoria en la Plaza y pudo crear peligro. Ante la juez instructora, Chichipán reconoció haber golpeado al denunciante porque su labor es “reconducir al toro y evitar que nadie lo toque” y el animal ya venía rezagado de la manada, por lo que entrañaba más peligro. “En ese momento bajé la vara, el chico se encontraba entre mí y el toro, pero yo no me preocupaba del chico, sino del toro”, recuerda Vicente Martínez.

El cuerpo de pastores del encierro se encarga del cuidado de los toros desde que llegan a Pamplona hasta que termina la feria. No sólo en el encierro sino en los corrales del Gas, Santo Domingo y la Plaza de Toros. Varios de ellos se dedican a la ganadería o han tenido contacto con el mundo taurino. No dependen del ayuntamiento, sino de la Casa de Misericordia, organizadora de la Feria del Toro y el origen de esta figura se pierde en la Edad Media y los primeros encierros que tuvieron pastores desde su inicio, pero no corredores delante hasta 1880.

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