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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Grecia: no, pero sí

Quemaban los mandos de los espectadores entregados al interés de la crucial hora política

Jesús Ruiz Mantilla
El primer ministro griego Alexis Tsipras, tras la celebración del referéndum del pasado domingo.
El primer ministro griego Alexis Tsipras, tras la celebración del referéndum del pasado domingo.ANDREA BONETTI (AFP)

Grecia votó no. Pero si nos atenemos a cómo su primer ministro, Alexis Tsipras, comparecía ante la audiencia mundial —en España recogida en directo por El objetivo (La Sexta)—, ese no era un sí.La escenografía que utilizó para valorar su póquer ante la troika lo demostraba: le flanqueaban una bandera de la Unión Europea y otra griega para demostrar su firme voluntad de seguir dentro.

Quemaban los mandos de los espectadores entregados al interés de la crucial hora política, pasando de los especiales que emitieron en España Cuatro y La Sexta —el más dinámico—, sin perder mucho el tiempo con la aburrida mesa del Canal 24 Horas, viajando de vez en cuando hacia Bloomberg, la CNN, BBC o CNBC... En todos costaba poco arrancar urgentes conclusiones.

Una: que frente al amedrentamiento, los jinetes del apocalipsis y los tahúres del a ver si te atreves, el ejercicio de este nuevo tiempo democrático anuncia un fascinante devenir político capaz de salvar la anquilosada dinámica de una Europa que nació con vocación de utopía y ha acabado encarcelada entre la burocracia y la autoritaria voluntad de los Estados más fuertes junto a sus palmeros de la genuflexión.

Dos: que Tsipras corre el riesgo de venirse arriba y no ser capaz de seducir con su victoria a quienes le esperan con los cuchillos afilados en Bruselas. La salida es política. Los griegos esgrimen, aparte del triunfo de su plebiscito, el apoyo de Obama y —tiene gracia— ahora del FMI, conscientes el primero de que no se les puede dejar estratégicamente en manos de Putin y los segundos de que no hay dios que pague la deuda en semejantes condiciones.

El espectáculo continúa en pantalla. Dos víctimas deja por hoy en el camino: al viejuno Samaras y a un dionisiaco Varoufakis con camiseta ajustada a sus bíceps y en moto ya hecho leyenda. No me lo pierdo.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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