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Isabel Coixet: “El cine de autor es resistencia”

En 'Aprendiendo a conducir', la directora relata la historia de una editora que decide sacarse el carné de conducir cuando acaba su matrimonio

Isabel Coixet dirige a Ben KIngsley en 'Aprendiendo a conducir'.
Isabel Coixet dirige a Ben KIngsley en 'Aprendiendo a conducir'.

¡Lo que no pueda conseguir el cine! Eso debe de estar pensando todavía Isabel Coixet (Sant Adrià de Besòs, 1960). La realizadora catalana nunca se había puesto al volante, jamás había conducido un automóvil. Fue tras el rodaje de Aprendiendo a conducir, su décima película, una producción estadounidense protagonizada por Ben Kingsley y Patricia Clarkson, cuando decidió lanzarse a la misma aventura que la protagonista femenina de esta historia basada en un relato de Katha Pollitt publicado en The New Yorker.

Está tan encantada de esta decisión tomada a sus 55 años que incluso coge prestada una frase del personaje de Kingsley en la película –"Detrás del volante lo único que importa eres tú, la carretera, tu coche y los otros coches"- para tomarse la conducción como casi un ejercicio de meditación transcendental. "Me pongo la música de Nick Cave y puedo encadenar cinco álbumes y recorrer kilómetros y kilómetros", asegura la realizadora catalana durante una entrevista en el último Festival de Cine de Málaga, el pasado abril, donde la galardonaron con el Premio Retrospectiva y presentó Aprendiendo a conducir, que hoy viernes 3 de julio llega a las salas de cine.

Comedia con tintes dramáticos, Aprendiendo a conducir relata la historia de una exitosa editora de Nueva York (Patricia Clarkson) que decide sacarse el carné de conducir cuando su matrimonio se disuelve. Busca con esta decisión una independencia que le permita viajar sola. Para ello recibe clases de un hombre de origen indio, de religión sikh, instruido, refugiado político que se gana la vida como taxista en la ciudad (Ben Kingsley). En un verano brillante y luminoso de Nueva York, en el interior de un automóvil, comienza una relación de amistad entre profesor y alumna, también un encuentro entre dos maneras de entender la vida. Una mujer estresada y ansiosa frente a un hombre tranquilo y flexible con unas creencias religiosas en torno al honor difíciles de entender para ella. "Está claro que entre ellos hay una química innegable y que ellos lo notan, pero él ha decidido tomar un determinado camino en su vida y ella ha decidido respetarlo. No solo le enseña a conducir sino también una manera de afrontar la vida", explica Coixet, bien orgullosa y aliviada de que, por fin, al final de una de sus películas el público no tenga que "sacar los kleenex o abrirse las venas".

"Tengo que decir que sentía cierta aprensión por si no sabía hacerlo y que me he reprimido para no cargar las tintas en el drama", añade la realizadora, que tiene pendiente de estreno otro filme, Nadie quiere la noche, protagonizado por Juliette Binoche y Rinko Kikuchi, y que inauguró el último Festival de Cine de Berlín, el pasado febrero.

Hasta Wim Wenders tiene dificultades para que le produzcan sus películas, para hacer realmente lo que quiere hacer"

No ha tenido un recorrido fácil Aprendiendo a conducir, que se alzó con el premio a la segunda película más votada por el público en Toronto. Han sido ochos años de búsqueda de financiación y distribución. La idea surgió en el rodaje de Elegy (2008), el filme que unió a lo que Coixet llama una familia (compuesta por ella misma, Patricia Clarkson y Ben Kingsley) y durante todo ese tiempo cada uno se ha buscado la vida por ahí. Fue la decisión de dos hermanos productores, Gabriel y Daniel Hammond, de madre peruana y padre estadounidense, la que definitivamente consiguió que Aprendiendo a conducir, que ha contado en el montaje con la oscarizada y colaboradora de Martin Scorsese, Thelma Schoonmaker, fuera una realidad.

No es un caso aislado, ya se sabe. En el cine de autor es norma general, se lamenta Coixet. "El cine de autor está en lucha permanente. Hasta Wim Wenders tiene dificultades para que le produzcan sus películas, para hacer realmente lo que quiere hacer. Pero como dice él, que para mí es un mentor, existir es resistir. El cine de autor es resistencia, pasar por momentos que los críticos te adoran y otros que te detestan. Yo sigo mi camino. Intento llevar un perfil bajo y seguir haciendo cine que te haga llorar o sonreír, consolar o enfadar, pero que nunca te deje indiferente. Las mujeres obedientes y bien educadas no hacen historia".

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