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Cómo la fotografía genera una identidad

La sección oficial de PhotoEspaña presenta grandes nombres como Tina Modotti o Korda y plantea la certeza de que un imaginario desarrolla una memoria colectiva

'Hormiguero', de Karina Juárez, es una de las imágenes incluidas en la muestra 'Develar y detonar', que reúne trabajos fotográficos del México actual. 
'Hormiguero', de Karina Juárez, es una de las imágenes incluidas en la muestra 'Develar y detonar', que reúne trabajos fotográficos del México actual. 

La escala geográfica que aborda esta 18ª edición de PhotoEspaña, dedicada a Latinoamérica, pone en juego a su vez, inevitablemente, un concepto tan complejo y discutido como es el de fotografía latino­americana. Es por ello que en la programación oficial del festival se nota considerablemente la ausencia de una exposición dedicada a abordar dicha categoría, así como la diversa problemática asociada a la misma, ya sea la tensión entre homogeneidad y particularismos, la dinámica de ciertas representaciones o el peso de ciertos estereotipos.

Incluso desde una perspectiva estrictamente territorial, el programa tampoco consigue responder al amplio enunciado propuesto, ya que ofrece una considerable y quizá sobredimensionada focalización sobre México.

Las exposiciones dedicadas a Tina Modotti y Lola Álvarez Bravo son excelentes ejemplos de la construcción de la mexicanidad a través de la imagen, especialmente la primera, de quien se presenta una equilibrada selección un tanto alejada de las referencias más conocidas. Aunque se muestran algunas de sus fotografías más icónicas, tanto en su vertiente más formalista como en su faceta militante, se incluyen también, muy oportunamente, trabajos en torno al muralismo, la arquitectura o el retrato.

El paisaje social, el cuerpo y

En cuanto a Lola Álvarez Bravo, el equilibrio es también la regla del conjunto expuesto, ofreciéndose un amplio resumen de su trayectoria, desde el retrato, el desnudo o sus fotomontajes hasta su gusto por lo popular y su interés por la experiencia cotidiana. Una obra caracterizada por un intenso sentido de la composición y la plasticidad, pero que siempre es capaz de mantenerse alejada tanto del exceso formalista como del costumbrismo, gracias a una constante conciencia de lo social.

En contraste con la equidistancia que estas dos autoras mantuvieron respecto a los parámetros modernistas, aparecen las figuras del guatemalteco Julio Zadik y del mexicano Manuel Carrillo, ambos con sendas exposiciones individuales, en las que es posible observar el modo en que el dominante lenguaje formal de la fotografía norteamericana invade su trabajo. Algo que se hace especialmente visible en la propuesta expositiva en torno a Carrillo, cuya obra se muestra junto a la de los influyentes Weston, Steichen, Strand o Ansel Adams. Constituye una sorpresa anunciada la presentación del excelente trabajo de moda y publicidad realizado por Korda antes de la revolución cubana, por cuyos registros asociados a la misma (el famoso retrato del Che Guevara) es especialmente conocido. La muestra provoca inevitablemente una paradójica reflexión sobre la migración de los iconos y lo versátil que resulta su capacidad para la fotogenia.

'Möbius', una de las obras del guatemalteco Luis González Palma expuestas en Madrid.
'Möbius', una de las obras del guatemalteco Luis González Palma expuestas en Madrid.

Mário Cravo Neto, uno de los principales exponentes de la fotografía brasileña, lo es también del modo en que la dimensión multicultural y el sincretismo han caracterizado la investigación y el discurso sobre la identidad. Especialmente su obra en blanco y negro en torno a la metamorfosis del cuerpo en un universo espiritual, sagrado e icónico sigue siendo un trabajo de referencia. En Latin Fire, amplia exposición realizada a partir de los fondos de la Colección Anna Gamazo de Abelló, es posible encontrar algo parecido a un dibujo o un recorrido por el conjunto de Latinoamérica. No obstante la calidad de muchas de las obras presentadas, el panorama que se construye a través del montaje de la exposición tiende a estar presidido por algunas constantes —la violencia y lo extremo— convertidas a lo largo del tiempo en estereotipos y comúnmente utilizadas para identificar y dar homogeneidad a la fotografía latinoamericana. La tendencia a leer el proceso histórico, la situación política, desde cierto sensacionalismo, exacerbando la descripción de la violencia, pero no mostrando su origen o sus causas, o el hecho de enfocar la problemática del cuerpo y la identidad preferentemente desde lo extremo o lo marginal son claros ejemplos de ello.

Por su parte, la colectiva Develar y detonar —probablemente la mejor propuesta de esta edición— ofrece una exhaustiva e interesante recopilación de trabajos, aunque exclusivamente centrada en el México actual. El paisaje social, el cuerpo y la identidad, así como lo imaginario y lo simbólico, son los ejes sobre los que se articula esta exposición para ofrecer una lectura compleja y variada de las grietas y fracturas del país. Pero lo que da un valor especial a esta muestra es la pregunta de partida planteada por los comisarios, y excelentemente resuelta, acerca del modo en que un imaginario fotográfico puede llegar a generar modelos de identidad y memoria colectivos. Una cuestión que en cierta manera también está presente implícitamente en la individual dedicada a Luis González Palma. En este caso, a través del modo en que las nuevas representaciones y dispositivos fotográficos desarrollados por el autor pueden proceder a reformular esos mismos temas: la identidad y la memoria. Es especialmente interesante en este sentido, dentro de su propuesta global de experimentación con el medio, el diálogo que construye entre sus imágenes y diversos momentos y lenguajes de la historia del arte y la cultura estética, desde el Barroco hasta la abstracción geométrica.

Identidad y memoria están también presentes, junto a la reflexión sobre el cuerpo, en la propuesta de Ana Casas Broda, Kinderwunsch. Se trata de una emotiva, sincera y bien ejecutada propuesta que plantea un itinerario por el ciclo de nacimiento, vida y muerte. Un proyecto que supone una etapa importante en el continuado ejercicio de autorrepresentación desarrollado por esta autora desde aquel inicial y excelente libro tituladoÁlbum, publicado en 2000.

Tina Modotti. Loewe Serrano. Madrid. Hasta el 30 de agosto.Lola Álvarez Bravo. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Hasta el 30 de agosto. Julio Zadik. Real Jardín Botánico. Madrid. Hasta el 2 de agosto. Manuel Carrillo. Museo Lázaro Galdiano. Madrid. Hasta el 30 de agosto. Korda. Museo Cerralbo. Madrid. Hasta el 6 de septiembre. Mário Cravo Neto. Real Jardín Botánico. Madrid. Hasta el 2 de agosto. Latin Fire. CentroCentro Cibeles. Madrid. Hasta el 13 de septiembre. Develar y detonar. CentroCentro Cibeles. Madrid. Hasta el 30 de agosto. Luis González Palma. Fundación Telefónica. Madrid. Hasta el 18 de octubre. Ana Casas Broda. Círculo de Bellas Artes. Madrid. Hasta el 30 de agosto.

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