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CRÍTICA | ESPÍAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La espía que amó

Es la comedia más convencional de Paul Feig, pero su previsibilidad se ve matizada por una Melissa McCarthy con ternura

Melissa McCarthy, en 'Espías'.
Melissa McCarthy, en 'Espías'.

Profesional de largo recorrido en la comedia televisiva como actor, director y guionista, Paul Feig tuvo que esperar a su cuarto largometraje para encontrar una voz propia en el ámbito cinematográfico. La afortunada y brillante La boda de mi mejor amiga (2011) le convirtió, de la noche a la mañana, en una suerte de disidente de esa poética de la recalcitrante inmadurez masculina de la escudería Apatow. El proyecto, concebido por Kristen Wiig y Annie Mumolo, le permitió travestirse, metafóricamente, como portavoz de la alternativa femenina a ese discurso hegemónico y, de paso, amplificó el estrellato de una de sus presencias secundarias: Melissa McCarthy, predestinada, a partir de ese momento, a convertirse en la actriz fetiche de Feig.

ESPÍAS

Dirección: Paul Feig.

Intérpretes: Melissa McCarthy, Jude Law, Jason Statham, Rose Byrne, Miranda Hart, Sam Richardson, Katie Dippold, Jessica Chaffin, Raad Rawi.

Género: comedia. Estados Unidos, 2015.

Duración: 120 minutos.

Tras vulnerar los códigos viriles de la buddy movie en Cuerpos especiales –donde la McCarthy formaba heterodoxa pareja cómica con Sandra Bullock-, Feig corta a medida de la actriz su particular comedia de espías, partiendo de un planteamiento derivado de Los otros dos (2010), la comedia de Adam McKay con Will Ferrell y Mark Wahlberg: en Espías, la profesional de retaguardia (McCarthy) también se ve obligada a pasar a la acción por una baja imprevista. Es la comedia más convencional de Feig, pero su previsibilidad se ve matizada por una McCarthy que neutraliza su agresividad belushiana con esas cargas de ternura que ya había tanteado su personaje en St. Vincent (2014). La gran mancha en el historial de la película es, no obstante, la desidia con que se han rodado sus secuencias de acción, todo un batiburrillo de dispares velocidades y texturas de imagen.

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