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Art Basel, ¿la mejor edición en una década?

Las fuertes ventas de la feria de arte suiza anticipan unos resultados récord

Miguel Ángel García Vega
'Untitled (Yellow, Orange, Yellow, Light Orange') de Rothko.
'Untitled (Yellow, Orange, Yellow, Light Orange') de Rothko.

Tal vez sea la mejor edición de Art Basel en la última década. Y por mejor se entiende la de mayores ventas.“Estamos muy contentos”, apunta Isabel Mignoni, directora de la Galería Elvira González. “Han asistido los mejores coleccionistas y esta cita continúa siendo una de las más importantes a nivel comercial. Participamos desde hace 15 años y ha sido una feria muy buena”. Un optimismo que llega también a Liste, la hermana pequeña de Art Basel, donde Pedro Maisterra, codirector de Maisterravalbuena, muestra su felicidad. “Hemos vendido obras importantes de Dan Shaw-Town y varias piezas de B. Wurtz. Estamos felices”.

La alegría se ha derramado como un bálsamo por la feria suiza y las cifras que se van conociendo son muy elevadas. Detrás de los grandes números hay, también, cambios. El certamen ha recuperado la presencia y la fuerza del arte moderno y de postguerra. Mucho tienen que ver los resultados mareantes de las últimas subastas en Nueva York y Londres. Llegan nuevos coleccionistas a este segmento del mercado a la búsqueda de grandes trofeos y la feria ha reaccionado. La zona derecha de la planta baja se reformó por entero para dar mejor acomodo a las galerías que vendían obra fechada, sobre todo, entre 1900 y 1970. Y en esos espacios se han visto algunas piezas de museo.

La galería Helly Nahmad tenía colgado un excelso rothko, Untitled (Yellow, Orange, Yellow, Light Orange) que viene datado en 1955, un año en el que pintor solo produjo 22 obras. Lo que añade más interés a la pieza. La tela se vendió en subasta en Sotheby’s el pasado mes de noviembre procedente de la colección de los magnates Bunny y Paul Mellon por 36,6 millones de dólares (32,1 millones de euros). El marchante neoyorkino la revendía —por un precio sin revelar— en Basilea. En el mismo estand se podían contemplar varios óleos de Picasso que abarcan desde los años 30 a los 70. Cuatro décadas de producción. Incluso había una versión de Les Femmes d’Alger (Versión C), 28 Décembre, 1954 por la que se pedían 16 millones de dólares (14 millones de euros). Otra variación de ese tema se subastó en mayo en Christie’s por 140 millones de dólares: la obra más cara vendida nunca en una puja pública.

Muy cerca, en la galería muniquesa Thomas, se podían ver trabajos de Chagall, Beuys, Max Beckmann y, sobre todo, una interesante pieza de Ernst Ludwig Kirchner. Es un retrato fechado en 1922 de Ludwig Schames, su principal marchante. ¿El precio? 3,8 millones de euros.

Pero lejos de los maestros clásicos, ya se pueden dar los nombres de algunos de los ganadores en esta feria de la vanidad, el arte y el dinero que siempre es Art Basel. La galería Pace —una de las más poderosas del mundo— ha vendido todas las obras de Robert Rauschenberg (artista al que representan desde hace pocos meses) que llevaba a Suiza. Trabajos de los años ochenta y noventa valorados entre 450.000 y un millón de dólares. Esta última cantidad se pagó por Untitled (Salvage), un acrílico sobre lienzo de 1984.

Otro de los superventas ha sido el alemán Thomas Schütte. En su contabilidad, la galería Skarstedt remataba la escultura en acero Grober Geist Nr.6 (1998) por unos cinco millones de dólares (4,4 millones de euros) mientras que la neoyorquina Mnuchin vendía Vater Staat, dressed (2010) por 1,6 millones de dólares (1,4 millones de euros). Tampoco le ha ido mal al trabajo de Louise Bourgeois, que vendía varias esculturas por encima de los dos millones de dólares.Sin embargo, también existen miradas críticas frente a tanto dinero y tantas ventas. “Hay más coleccionistas que entran y con más presupuesto pero todo está muy polarizado en las grandes galerías y en artistas de moda o históricos”, observa el coleccionista Juan Bonet, quien ha recorrido los pasillos de la feria durante varios días. “Se busca colocar el dinero donde sea más seguro y con esta visión cada vez existe más distancia entre galerías, y las pequeñas sufren”, critica.

De momento, uno de los precios más destacados ha ido al haber de Joan Mitchell, la galería neoyorkina Cheim & Read hallaba comprador para una pintura sin título de 1957 por seis millones de dólares (5,2 millones de euros). También remataba un lienzo (Landline, 2015) de grandes dimensiones de Sean Scully por 800.000 dólares (700.000 euros). El pintor irlandés poco a poco se va acercando al club de los artistas del millón de dólares.

Precisamente en ese rango de precios, y más altos, es donde se mueven multimillonarios coleccionistas como Steve Cohen o Laurence Graff a quienes se vio muy activos en los dos primeros días de la feria. Quizá se fijaran en otro de los marchantes más poderosos del circuito, David Zwirner. El portal especializado Artsy cuenta que en solo dos días ha vendido obra valorada en diez millones de dólares. Entre la infinidad de artistas y piezas que ha colocado destacan dos trabajos. Una pintura (Helena, 2002) de la sudafricana Marlene Dumas, que representa a la hija de la pintora y que se ha vendido por 3,5 millones de dólares (unos tres millones de euros), y una estupenda tela de Michaël Borremans (Black Mould II) vendida por algo menos de un millón de dólares. El creador belga, por cierto, tiene cumplida fama de ser uno de los pintores con una lista de espera más larga. Produce poco y tiene mucha demanda.

En ese juego de oferta y deseo, uno de los artistas más perseguidos por los coleccionistas ha sido el estadounidense Christopher Wool. La galería neoyorkina Van de Weghe vendió uno de sus lienzos en la primera hora de la feria. Y no era, precisamente, barato. Unos 5,5 millones de dólares (4,8 millones de euros). También se han rematado muy bien los trabajos de Lee Ufan, George Condo, Albert Oehlen, Mike Kelley, Eva Hesse, General Idea, Wolfgang Tillmans, Lygia Clark, Aaron Curry…

La lista sería tan extensa como el propio catálogo de la feria (que se puede adquirir, por cierto, por la módica cantidad de 115 euros) y demuestra que si la aseguradora Axa valoraba todo lo exhibido en Art Basel en más de 3.000 millones de dólares (2.600 millones de euros), la caja que están logrando algunas galerías se mueve en la misma estratosfera. 

 

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.

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