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Ana Diosdado aleja de la mística a Santa Teresa

La dramaturga muestra en el festival Clásicos en Alcalá ‘El cielo que me tienes prometido’

Rut de las Heras Bretín
La dramaturga Ana Diosdado dirige 'El cielo que me tienes prometido'.
La dramaturga Ana Diosdado dirige 'El cielo que me tienes prometido'.

Teresa de Cepeda y Ahumada, Ana Mendoza de la Cerda y Ana Isabel Álvarez-Diosdado, o lo que es lo mismo, Santa Teresa de Jesús, la princesa de Éboli y Ana Diosdado coinciden en la obra El cielo que me tienes prometido. Tres mujeres de carácter, cualidad reseñable porque ni en el siglo XVI, época de la santa y la noble, ni en la década de los setenta, cuando empieza a destacar Diosdado, era fácil ser mujer y sobresalir como ellas lo hicieron.

Ana Diosdado (Buenos Aires, 1938) escribió y dirige este texto sobre el encuentro de la santa abulense con la princesa de Éboli. Coincide con la primera en que escribe desde que tiene recuerdos y con la segunda en su fuerte personalidad. Fortaleza que la está llevando a recuperarse después de más de un año con graves problemas de salud. No es el trabajo lo que la anima a seguir, es "la vida", dice una Ana Diosdado que habla bajito y despacio, igual que camina –apoyada en su bastón–. Tanto al hablar como al andar hay momentos en los que se acelera y sale su parte más pasional. "...¿Que no se puedan peinar, que no coman, que no protesten? ¿Pero tú crees que eso le puede gustar a Dios?, ¡Qué vino a salvarnos!", cierra los puños y junta los dientes como con rabia al declamar parte del texto de la princesa de Éboli en esas horas con Teresa de Ávila que Diosdado recrea sobre las tablas.

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Otro momento de la entrevista en la que saca fuerza es al declarar: "¡La cultura es el verdadero patrimonio!", vocaliza cada sílaba de la palabra patrimonio para darle importancia. "Veo el panorama teatral, como todo lo demás: convulso. No está protegido, más bien, lo contrario. Es una lástima repetir lo mismo, recurrir al tópico, que por desgracia ya lo es, pero el 21% de IVA es matar la cultura". La autora dice que las dificultades se están solventando con talento, pero aun así hay muchas cortapisas: "El dinero se necesita hasta para comprar bombillas, ¡para que se vea! Pero no lo dan, que sí que lo hay".

Igual que la Inquisición a la que se vio sometido El Libro de la vida de Santa Teresa, ahora también hay una censura, pero es económica. "Te planteas, ¿quiénes son los promotores?, ¿esto les gustará lo apoyaran? Es una censura indirecta". Aunque Diosdado piensa que estamos heridos, no llegamos a malheridos. "Vamos así", dibuja una montaña rusa en el aire. Explica que en algunos asuntos se sube, "hay un afán de progresismo". Mide sus palabras. No quiere usar progresismo porque le parece tono de mitín político, lo usa en el sentido de avance. "Hay una maldición china que dice: ojalá te toque vivir una época interesante. Pues bien, estamos en una época intersante".

Se necesita tiempo para poder evaluar los momentos históricos con perspectiva. Y tiempo también necesita la escritora para a recuperarse del todo. Últimamente ha estado 15 días descansando de los ensayos, lo necesitaba. Después del reposo se encuentra mejor. "No se puede dirigir sentada, o por lo menos yo no puedo", aclara. Si hay dos actrices en el escenario, Diosdado tiene la necesidad no solo de indicar desde la distancia cómo deben ser los movimientos, sino de mostrarlos in situ.

Hay una maldición china que dice: ojalá te toque vivir una época interesante. Pues bien, estamos en una época intersante.

"El último año de operación, de derrame y de caída me pilló escribiendo El cielo que me tienes prometido". Fue una propuesta del productor Salvador Collado con motivo de la celebración del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa. Diosdado se centra una anécdota histórica: el encuentro de la princesa de Éboli y la monja, en su versión menos mística y más humana, que no llegan a un acuerdo para la fundación del convento de Pastrana. Reconoce que el relato de la vida de la santa, "casi documental", ya lo hizo "maravillosamente" Concha Velasco bajo la dirección de Josefina Molina para Televisión Española. El episodio que narra Diosdado ha girado por gran parte de España. Las próximas plazas serán dos festivales veraniegos, Clásicos en Alcalá los próximos 4 y 5 de julio y el 26 de julio en Almagro, para continuar en otoño por Alicante, Palma de Mallorca..., incluso, se está hablando de acabar en Madrid, pero ya fuera del año de celebraciones en torno a la santa.

Al irse recuperando, lo primero que pudo hacer fue volver a escribir. Diosdado se considera fundamentalmente escritora. Muestra las muñecas, asegura que no le han quedado como eran, en cuanto se le pasó la inflamación -"eran como patas de elefante"- volvió al ordenador, aunque cada tecla que apretaba era un latigazo por el brazo. Si tuviera que elegir con cual de sus facetas quedarse sería con esta más que con la de directora o actriz. En volver a subir a las tablas no piensa, "hay que tener una salud de hierro". Proyectos para televisión tampoco tiene. Eso sí, sigue con atención la ficción televisiva que se está produciendo. Confiesa que ha visto casi todas las series españolas. Destaca Isabel, que no le hubiera importado escribir, El ministerio del tiempo y Águila roja. Y de las extranjeras la primera que menciona es la danesa Borgen, "una maravilla, muy al día". También está leyendo y viendo, "cómo no", Juego de tronos. Pero de lo que de verdad muestra ganas es de retomar la novela sobre la vida sentimental de Sagasta que dejó aparcada por la enfermedad y por la gira con Teresa.

Se despide con el deseo de soltar el bastón que la acompaña para caminar. Depués de la caída reconoce: "Me he quedado con miedo, pero no lo ejerzo".

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