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La policía recupera una de las obras favoritas de Hitler, perdida en 1989

Los caballos de Thorak decoraban la Cancillería de Berlín y acabaron en la antigua RDA

Isabel Ferrer
Uno de los caballos de Thorak, en un modelo de la Cancillería de Berlín.
Uno de los caballos de Thorak, en un modelo de la Cancillería de Berlín. ullstein bild / GETTY IMAGES

Un grupo de rastreadores holandeses de tesoros artísticos ha ayudado a la policía alemana a encontrar el conjunto escultórico favorito de Hitler. Se trata de los denominados Caballos de Josef Thorak (1889-1952, un artista austriaco especializado en obras monumentales que mostraban la fortaleza del régimen nazi. Supuestamente perdidos desde 1989, durante la caída del muro de Berlín, una familia alemana trató de venderlos el pasado diciembre a través de Arthur Brand, un asesor de arte holandés. Al comprobar este que se trataba de las piezas auténticas, alertó a la policía germana. Tras seis meses de investigaciones los agentes han detenido a 8 personas, todas de nacionalidad alemana, de entre 64 y 79 años. No sólo tenían los caballos sino otras obras en un almacén de Bad Dürkheim en Renania Palatinado.

Thorak creaba piezas monumentales y, en 1938, poco antes de la II Guerra Mundial, el régimen nazi le proporcionó un estudio cerca de Múnich. Allí preparaba los grupos escultóricos, y en especial los caballos, que Hitler deseaba contemplar desde su despacho en la Cancillería. Según Arthur Brand, de la consultora Artiaz, todo el mundo creía que los caballos se habían perdido con la caída de Berlín al concluir la contienda. Sin embargo, según sus investigaciones, el propio Hitler ordenó ponerlos a salvo en 1944. Los llevó a un refugio al norte de Berlín de donde fueron sacados, en 1945, por las tropas rusas. Desde allí salieron en secreto camino de la zona controlada por Rusia en la antigua Alemania Oriental (RDA).

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Con la caída del muro en 1989, la pista seguida por Brand llega hasta unos generales rusos a los que atribuye la venta del conjunto artístico por 10.000 euros “y algo de vodka”. Los compradores acabaron vendiéndolos a “simpatizantes nazis ricos”. En unas declaraciones a la televisión pública holandesa (NOS9), Brand ha dicho “que tal vez debieran acabar en un museo aunque se trate de un arte tan polémico”. “Es preciso que veamos la ideas artísticas predominantes durante la era nazi”. Los caballos de Thorak están en muy mal estado de conservación y presentan restos de pintura dorada y agujeros de bala. Pero que son los verdaderos están fuera de toda duda.

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