_
_
_
_
_
Critica | Sicarivs: La noche y el silencio
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un asesino español

Lejos del cine social o político, aunque tenga ramalazos, y cerca de la ironía criminal

Javier Ocaña
Fotograma de 'Sicarivs: La noche y el silencio'.
Fotograma de 'Sicarivs: La noche y el silencio'.

La España de la corrupción; la de ciertos cargos políticos patanes, el lavado de dinero negro, las oscuras alianzas con las inmobiliarias, las reuniones alrededor del whisky, el póker y la coca; la del puterío, incluso la de la muerte. Puede que no sean muchos, pero haberlos, haylos, y Javier Muñoz ha unido todas esas tramas en una sola, con un protagonista central: un asesino a sueldo. "¿En España? Sí, en España", vienen a decir en la película, mientras un personaje cava con una pala su propia tumba: Sicarivs: la noche y el silencio, lejos del cine social o político, aunque tenga ramalazos, y cerca de la ironía criminal, referencial y comercial.

Sicarivs: La noche y el silencio

Dirección: Javier Muñoz.

Intérpretes: Víctor Clavijo, Pedro Casablanc, Chete Lera, Fernando Gil, Israel Elejalde.

Género: thriller. España, 2015.

Duración: 97 minutos

Opera prima de Muñoz, la película se alimenta de una voz en off casi constante, del sicario en cuestión, que no sólo reflexiona sobre su oficio sino que además verbaliza subtextos e incluso subraya lo que ya se está viendo en las imágenes. Una sistemática en principio alejada de los cánones del cine de calidad (en las antípodas de, por ejemplo, El silencio de un hombre, de Melville), que, sin embargo, funciona medianamente bien gracias al gran trabajo de su protagonista, Víctor Clavijo, perfecta dicción, voz preciosa, y a las expectativas de cotidianidad. Sicarivs, quizá demasiado limpia en la puesta en escena, lo que contrasta con la suciedad de su interior dramático, no pretende ser realista, aunque clave algunas actitudes, así que es mejor verla como la pieza teatral que guía su estructura: como la representación figurativa de la podredumbre real que nos alcanza.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_