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JESÚS HERMIDA | ADIÓS A UN COMUNICADOR ÚNICO »
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Hermida, por encima de todo, un innovador

Apasionado de la comunicación, creativo de un estilo propio, contribuyó decisivamente a modernizar el oficio de corresponsal

Manuel Campo Vidal (derecha) junto a Jesús Hermida e Ignacio Salas, en la toma de posesión como nuevo presidente de la Academia de la Televisión.
Manuel Campo Vidal (derecha) junto a Jesús Hermida e Ignacio Salas, en la toma de posesión como nuevo presidente de la Academia de la Televisión.Ballesteros (EFE)

La muerte siempre golpea, pero aún más si es inesperada. Creíamos sinceramente que contaríamos durante varios años más con la sabiduría de Jesús Hermida al que, con frecuencia, consultábamos desde la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión, de la que fue su primer presidente. Sin ir más lejos, la revista Academia TV lleva en el número que acaba de aparecer unas declaraciones suyas con motivo del 25º aniversario de la aparición en España de la televisión privada.

Hermida fue un periodista innovador por encima de cualquier otra consideración. Televisión, radio y prensa, en cualquier orden. Apasionado de la comunicación, creativo de un estilo propio, contribuyó decisivamente a modernizar el oficio de corresponsal desde la oficina de TVE en Nueva York, que él convirtió en emblemática y destino privilegiado, porque entremezcló, junto a asuntos de alta política, ese anecdotario de las cosas de cada día que solo algunas escuelas periodísticas saben combinar. El azar lo situó allí justo cuando el hombre pisó la Luna por primera vez y él lo convirtió con su narración, obviamente jamas ensayada antes, en el espectáculo informativo más relevante de lo que llevábamos hasta entonces de siglo XX. Y lo hizo como siempre hacía con todo, con un estilo propio, con una cadencia, que hacía la delicia de sus imitadores, pero que ya había cautivado a la audiencia, que era el objetivo de Jesús y, sin duda, lo importante.

Considerado como un caballero, jamás faltó a una cita informativa. Quienes lo solicitaban desde cualquier programa de segundo orden —no necesariamente desde un telediario estelar, o equivalente— para contar con una colaboración suya jamás encontraron un rechazo, y acudió a la cita siempre puntual y creativo. Como si en cualquier colaboración, en alguna de esas llamadas para entrar en antena, se jugara su carrera y su prestigio.

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Cuando hace ya casi 20 años un grupo de profesionales decidió en España impulsar la Academia de Televisión, tomando como referencia la existente en EE UU, no se invirtió más de un minuto en acordar que Jesús Hermida seria su presidente ideal. Y en la Academia conservamos esa foto en la que, en los inicios, Hermida está sentado en un hotel madrileño, junto con Rafael Ansón, otros impulsores de la institución y, nada más y nada menos que Adolfo Suárez, al que su protección como presidente del Gobierno y piloto de la Transición a la democracia tapó su condición de hombre de televisión durante tantos años. Aquella foto quizás se desvaneció en la memoria de los que compartieron ese día, pero Jesús la guardaba en su casa como un tesoro preciado y nos la entregó cuando hace poco perdimos al presidente Suárez, aunque en realidad sabíamos hacía mucho tiempo que se había marchado.

La marcha de Jesús ha sido bien distinta. Sin aviso previo, sin mayor alharaca. Creo que se puede revelar ahora que en los últimos tiempos se hacía de rogar para cualquier intervención pública, incluso se alteró cuando por encargo del jurado del Premio Nacional de Televisión lo llamé para anunciarle que la presidenta del mismo le llamaría en un par de minutos para comunicarle que había sido elegido por unanimidad para tal honor.

Algunos leyeron en su reticencia a comparecer en público el anuncio de una enfermedad acaso oculta, o quizás una distancia calculada. Pero nunca lo supimos con certeza. Solo sabemos, y nos duele, que estamos consternados porque hemos perdido de forma inesperada a uno de los más grandes de nuestra televisión.

Manuel Campo Vidal

Presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión

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