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La nueva canción francesa

Isabelle Geffroy, mejor conocida como Zaz, se niega a ser llamada 'embajadora' de su país

La cantante en una imagen promocional.
La cantante en una imagen promocional.Yann Orhan

No le gusta que la llamen embajadora. Le parece que su música no representa a Francia. Y desacredita a todo el que la compara con Édith Piaf. Aun así, la cantante Isabelle Geffroy (Tours, Francia, 1980), no puede evitar los halagos. Y no ayuda que su nuevo disco, París, sea una compilación de temas míticos franceses.

"Yo solo represento a una pequeña parte del género. No quiero dar la cara por gente que hace un mejor trabajo que yo", explica. Sus dos primeros discos, Zaz (2010) y Recto Verso (2013), alcanzaron los primeros lugares en Francia y Bélgica. Esta vez, las melodías conocidas y las colaboraciones con ídolos como Charles Aznavour, han logrado llevarla de gira por Latinoamérica y Europa.

"En Buenos Aires había siete mil personas, y se sabían las canciones de memoria", dice con cara de asombro la chica que se hace llamar Zaz en el escenario durante un corto paso por Madrid para la promoción del disco. En Latinoamérica estuvo en marzo, y pasó también por Colombia, México, Chile, Uruguay y Brasil. "A veces se sabía la letra mejor que yo. Y eso era en la otra punta del mundo", recalca con emoción.

La parisienne, Champs Elysées o Paris será toujours Paris, son algunas de las 13 canciones del álbum. "Aquí no soy realmente yo, eso me ayuda a no sentir presión por lo que va a decir la gente. Me cuesta más cantar mis propias canciones", aclara. "Quizás hay alguno más purista, que me pueda juzgar porque no le guste el arreglo que hemos hecho, el cambio en el género. Que diga 'esa no es la melodía correcta', pero pues, que no me escuchen. Para mí es un placer interpretarlas con mi estilo".

Tras cinco años de gira, Zaz se sumergió en este disco que contó con la colaboración del famoso productor de Michael Jackson, Quincy Jones. Él produjo tres temas, incluído J'aime Paris au mois de Mai, que grabó con Aznavour. "Yo me sentía como si estuviera cantando con mi abuelo", cuenta de la experiencia de compartir en el estudio con el cantante de 90 años. "Él es un ícono, de los últimos que van quedando de una época de oro. Tiene una fuerza increíble, una energía, una curiosidad por todo, como un chaval".

En medio de las tonadas conocidas, sin embargo, hay una compuesta especialmente para este trabajo. Dans mon Paris (En mi París, en español) intenta reflejar una ciudad alegre, diferente a la que ella ve en las noticias. "Es importante para mi decir que ese no es mi París. Que el mío es el de la mezcla cultural. Destacar que no es el cliché habitual sino una ciudad muy enriquecedora".Y también que hay gente intentando hacer cosas buenas.

Esa ideología se la ha llevado incluso de gira. Lo que hace en Francia con el Movimiento Colibrí (un grupo creado en 2007 para la "construcción de una sociedad ecologista y humana", según explica su página web), lo ha trasladado a la Red Solidaria de Argentina o también Producciones Valeu en Brasil. "Les damos parte del dinero del merchandising. Al salir me gusta aprovechar la fama y la atención de la prensa apoyando a asociaciones locales que tienen ese mismo sentimiento". Lo dice convencida de que el mundo puede ser mejor si todos ponemos un granito de arena. Claro que el de ella igual viene con una big band de saxofones y trompetas.

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