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CARAS MUSICALES

Jacobo Serra: “La música es evocación de estados de ánimo”

El cantautor albaceteño disfruta de su libertad creativa. Compone y canta (en inglés) a caballo entre la melancolía y el optimismo.

Hace un rato, Jacobo Serra —el abrigo y la bufanda de niño bueno, la dulce timidez en los ojos— estaba en una tienda haciendo un encargo para la escenografía del concierto que dará mañana en la madrileña Sala El Sol, como parte del programa del FestiMad 2015. Es martes a mediodía y acaba de entrar en un bar casi vacío de la Plaza Olavide, en el barrio de Chamberí. Antes de pedir un café, este cantante nacido en Albacete hace casi 32 años cuenta que él se encarga de todo —todo— lo que tiene que ver con sus discos y sus presentaciones. Por eso ayer se le ocurrió coger unas bombillas que tenía en casa para ponerlas en unas lámparas sobre el escenario, con la intención de tener una iluminación tenue mientras deleita al público con su repertorio. A última hora de la tarde se irá al ensayo general y entonces se encontrará con los artistas que ha invitado para compartir su noche musical. Pero ahora, sentado en una vieja silla de madera, entre sorbo y sorbo de café, este hijo y nieto de abogados hace a un lado los sanos nervios previos al espectáculo, se relaja y habla con generosidad de su música y de él mismo.

El chico que ha sido telonero de Marlango, Jorge Drexler y The Autumn Defense, era un niño que no paraba de escuchar los discos que había en su hogar. Lo mismo de ópera que de los Beatles —sobre todo de los Beatles— y, alguna vez, los de Luis Eduardo Aute. “Porque le gustaba a mi padre y era lo único que teníamos en español. Mi padre es abogado y mi madre trabajaba en un hotel. Ellos no entienden los aspectos técnicos de la música, pero son grandes aficionados. Aquellos discos de los Beatles fueron los que me abrieron las puertas de la música moderna”, dice con media sonrisa.

—¿Y por qué no canta pop?

—Bueno, no sé muy bien cuál es mi estilo. Porque tengo canciones que son más folk y luego hay otras que son baladas al estilo Beatles, otras muy líricas… A mí me gusta decir que hago folk. Creo que es lo que más me gusta y lo que más me define. Y creo que ese género me eligió a mí y no yo a él. De pronto me vi componiendo canciones en el tono en el que las hago. Pero sólo quería expresarme. Quizá porque me interesé más por los cantautores ingleses de los 70 y esos son los que me han enseñado a cantar.

Las canciones que compone y canta son una extraña y fascinante mezcla de melancolía y optimismo, aderezadas con unos sonidos y una voz que lo mismo miman que sacuden a quien las escucha. Son canciones, dice, caprichosas. “Porque llegan cuando quieren. A veces estas durmiendo y llegan. Tengo muchas grabadas en el móvil, silbando. Al día siguiente te levantas, te duchas y vuelven. También cuando voy por la calle. O cuando estoy tocando la guitarra. Luego, es verdad, hay un proceso de composición en el que te sientas y armas la canción.”

Como desde pequeño está acostumbrado a escuchar música en inglés, por eso canta en ese idioma. “Me gusta porque tiene mucho sentido la manera de encajar las vocales y las consonantes. Pero no sé, tal vez algún día tenga la necesidad de escribir y cantar en español. Es mi lengua materna”, puntualiza. Y quizá no tarde tanto en hacerlo. Hace unos días, fue a Londres, compartió el escenario con Jorge Drexler, cantó en español y recibió una avalancha de elogios.

Mientras eso ocurre, Jacobo Serra tiene otros planes. Después de presentar más de 100 veces su disco Don’t give up, le apetece grabar otro. “Tengo demos y demos de canciones. Pero hasta el otoño seguiré con los conciertos. En junio me gustaría hacer un EP con las canciones que no incluí en que estoy promoviendo. Porque siento que no pertenecen al siguiente disco. Son otra cosa, son más de éste. Pero después sí me gustaría grabar el nuevo. En Estados Unidos o en Inglaterra. Aunque, no sé, tal vez acabe grabándolo en casa, como este. En casa grabé las baterías, y el bajo en el estudio de un amigo y el resto en casa. Con mi ordenador portátil y un micrófono y luego lo mastericé todo en un estudio muy bueno.”

El artista de los discos caseros vivía en Londres, donde había dado algunos conciertos, como antes los daba en Bristol, cuando era estudiante, y un día decidió volver a su país. “Porque pensé que lo que yo hacía estaba sobreexplotado allá. Todos los días había 500 conciertos similares a lo que yo hago y aquí, en cambio, no. Dije: en España hay dos chicas parecidas a mí, Russian Red y alguna otra, pero no hay ningún tío. Y me vine pensando que aquí sería más fácil dedicarse a la música y, al final, no tanto. A ver: en el panorama musical español soy único, a diferencia de Inglaterra. Pero, claro, eso no significa que aquí haya un público para mí. Entonces tuve que encontrar un trabajo.”

En realidad, Jacobo Serra tiene varios trabajos. Es, además de cantautor, abogado, empresario y profesor de inglés jurídico-empresarial. “Vivo de todos ellos. Pero aspiro a poder vivir de la música. Me gustaría poder dedicarme sólo a esto. Y me gustaría tener un público fiel.”

—¿Y qué les parece a sus alumnos que su profesor cante?

—Muchos de ellos no se enteran. Son gente muy diferente a mí. Suelen ser altos cargos de empresas que no están en la vida real. Yo voy, les doy una clase, y no me preguntan nada más. Es muy serio todo.

Jacobo vive entre la diversión del mundillo musical y sus “trabajos serios”, disfrutando de ese contraste y huyendo de la monotonía. Así que su día a día no siempre es igual. Combina horas frente al ordenador, escribiendo coreos electrónicos o haciendo facturas o atendiendo sus cuentas de Facebook y Twitter, con la afinación de sus instrumentos, la realización de un videoclip, la preparación de los conciertos, los viajes, el encendido de la lavadora y el friegaplatos, ir a por la compra o ir a tomar algo con su chica. “Soy una persona muy independiente. Me gusta mucho estar en casa. Casi no salgo. Voy a pocos conciertos. Pero sí que cultivo las relaciones con gente interesante. Soy ya parte de una comunidad de varios músicos. Además soy como el hijo pequeño de muchos de ellos y aprecian mi talento. Y eso me anima a seguir.”

El chico que formó parte de un coro de polifonía clásica, donde entonaba piezas del Barroco o del Renacimiento, forma parte de una familia cuyas características no son muy comunes en España. “Muy intelectuales, viajeros… Es una familia que viene de Menorca, que se va Cataluña y luego a La Macha. Son abogados, cultos, pero sin sentir que pertenecían a algún sitio. No sé por qué te estoy hablando de mi familia, pero bueno… Mira: mi abuelo murió muy joven, por la Guerra Civil, lo torturaron en la guerra y murió con cuarenta y pico de años. En general, puedo decir que hemos sido una familia muy moderna. Mi padre limpiaba en casa cuando yo era pequeño, fregaba los platos y creo que eso explica mucho mi forma de ser. Cuando cumplí 17 años me fui de casa, lo tenía muy claro. Para eso fuimos educados, para salir. Las familias de mis amigos no tanto. No es que el camino de ellos se a mejor o peor, simplemente es distinto. Pero mira, mientras yo escuchaba música en inglés, ellos escuchaban música en español. Yo, por ejemplo, no me siento identificado con Joaquín Sabina, porque me siento más cerca del folklore americano. Llegué a Madrid, me hice amigo de algunos músicos y me presentaban a gente y yo no sabía quiénes eran. Con el caso de Drexler es distinto, porque cundo vivía en Bristol, mi novia estudiaba español y era fan de Jorge Drexler y me dejó sus discos y me aprendí algunas de sus canciones.”

Jacobo Serra no le anunció un día a los suyos, con solemnidad, que quería cantar. Su vocación —y las circunstancias— lo han llevado a incursionar en la música. “Mis padres querían que yo estudiara, y lo hice, estudié mi carrera de Derecho, y me fui a Inglaterra. Siempre he dicho que el Derecho es mi hobby y la música mi vocación. Pero a mis padres se lo decía al revés, je je. Como estudiaba y aprobaba, ellos estaban tranquilos. A veces me decían: ‘que la música no te vuelva loco, estudia.’ Pero ya. Quizá porque el mundo de la música es complicado: el mundo de la noche, las drogas, la falta de trabajo… Pero bueno, aquí estoy.”

Hace un mes cambió de banda. “No estaba contento con el sonido que teníamos, eran muy buenos músicos, pero tocan con otros artistas y no tenían tiempo suficiente para dedicármelo a mí. Entonces llevo un mes con otros. Y al final hemos conseguido el sonido que queríamos”, dice con satisfacción. Su disco ya va en la segunda edición y, hasta el momento, calcula que ha vendido más de 800 unidades.

—¿Y si una discográfica le ofrece algo?

—¿Y si te dijera que ya me ha ocurrido? Y he dicho que no, ¿eh? Simplemente porque no me interesaba lo que me ofrecían. No soy anti multinacionales, sólo quiero tener libertad creativa. Tengo un problema, que soy abogado, y cuando me llegan con un contrato lo reviso todo-todo y acabo por no firmarlo. Tengo muy claro lo que no quiero. Es difícil firmar algo en donde todo son obligaciones para el artista y derechos para las discográficas. Pero a lo mejor un día nos ponemos de acuerdo, no sé. Por ahora no ha ocurrido.

Este emprendedor y cantante ha plasmado en su disco parte de su filosofía de vida. “Es casi una oda al afán de superación. Para animarme a mí mismo y a todo el mundo, para que consigan lo que se propongan. Son emociones, sonidos que evocan estados de ánimo, que es lo que es para mí la música, y todo con la precisión del inglés”, dice Jacobo Serra mientras en el bar la música de fondo es la que emite, sobre todo en español, Los 40 Principales.

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