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'VIAJANDO CON CHESTER' / CRÍTICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Información y egolatría

Para ver la frontera que separa la información del egocentrismo solo hay que ver el 'Viajando con Chester' de Pepa Bueno y compararlo con el originario de Risto Mejide

Ángel S. Harguindey
Fernando Tejero entrevistado por Pepa Bueno en 'Viajando con Chester'
Fernando Tejero entrevistado por Pepa Bueno en 'Viajando con Chester'

Si había alguna duda sobre la frontera que separa la información del egocentrismo solo hay que ver el Viajando con chester de Pepa Bueno y compararlo con el originario de Risto Mejide. Cosa distinta es valorar las audiencias en las que, al parecer, el divismo se premia sobre la profesionalidad. Pero eso ya lo vislumbró Rafael Gómez, El Gallo, cuando dijo aquello de "hay gente pa' tó".

Y las diferencias se ven desde antes de comenzar las entrevistas. Un prólogo sitúa a los personajes. Se explican breve y correctamente sus características esenciales y se extractan algunas de sus respuestas más sugestivas: se abre boca y siempre en función del entrevistado que, con Pepa Bueno, es el auténtico y único protagonista.

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Fernando Tejero, uno de los actores más relevantes, demostró por su parte que la sinceridad es mucho más atractiva que el tradicional cliché de lo políticamente correcto. Habló de su homosexualidad, de su depresión profunda por un desamor y por la muerte de su perro, una tristeza que sólo comprenden quienes amaron intensamente a humanos y a animales, de su complicada infancia, de sus fatigosos comienzos, de la fama y del hartazgo de un Gobierno que aplica el 21% al IVA cultural, de la corrupción, de un ministro Montoro que afirma que los actores no pagan impuestos ("Yo hago dos películas: una para mi y otra para Hacienda. Pago el 51% de mi salario") y que concluye con un diáfano: "Que se piren ya".

El segundo invitado fue el malagueño Pablo Pineda, el primer europeo con síndrome de Down que tiene una carrera universitaria, además de la Concha de Plata de San Sebastián al mejor actor por su participación en la película Yo, también. Lo primero que deja claro es que le molesta mucho intuir que en el trato con él la compasión se imponga a cualquier otro sentimiento. Ningún problema: Pepa Bueno le tratará como un invitado mas, es decir, con respeto y, básicamente, a favor, muy lejos del estilo de Rejide en el que la egolatría es la reina de la casa.

Pineda confiesa abiertamente que tuvo una infancia muy feliz porque, además, le encantaba ir al colegio. Cuando el psicólogo le explicó que tenía el síndrome de Down, su actitud fue genial: "Yo lo que quería saber era si era tonto, o no, y si podía seguir estudiando". Al saber que ni era tonto y podía seguir estudiando, no se volvió a preocupar del tema. Sabiduría vital. También reconoció lo feliz que le hizo el rodaje de Yo, también, lo bien que se lo pasó y que el beso cinematográfico con Lola Dueñas, fue el primer beso que dió en su vida. Bueno insiste en las cuestiones amorosas que el entrevistado no duda en calificar de "complicadas" para concluir "Es que en aquella época éramos más pazguatos".

En resumen: un estupendo programa en el que se utiliza estupendamente el material videográfico y fotográfico de archivo, una buenas aportaciones musicales y una presentadora que lo que pretende es comprender al entrevistado para que le comprendamos mejor los demas.

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