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La copia también es original

La editorial independiente Alias convierte la traducción de textos de arte en un ejercicio de reinterpretación con sello propio

Pablo de Llano Neira
Sara Schulz y Damián Ortega, de la editorial Alias.
Sara Schulz y Damián Ortega, de la editorial Alias.Carlos Álvarez Montero (FOLIO)

Desde São Paulo, donde prepara una exposición, el artista mexicano Damián Ortega explica por manos libres el motivo del nacimiento hace ocho años de su editorial independiente Alias: “Fue una necesidad personal. Cuando no teníamos internet se fotocopiaban los libros que la gente traía de sus viajes. Ese fue el sistema de trabajo de mi generación, la estrategia para poder leer”.

En el origen del proyecto está el hazlo tú mismo. Su primer número surgió de lo que llama “un proyecto inocente”. Fue pidiendo a amigos que le ayudasen a traducir páginas de Conversando con Marcel Duchamp hasta que se dio cuenta de que tenía todo el libro traducido por varios amigos. “Al ver tanta energía y tanto potencial, decidí imprimirlo”.

El segundo fue Para los pájaros, de John Cage. Era su libro favorito y aún así –o por eso– se lo iba prestando a sus amigos. Cuando ya estaba bien manoseado imprimió una versión con las anotaciones al margen que hizo cada cual. Fueron ediciones baratas. Las dos con forro “cartoncillo primavera” y “papel revolución”, detalla Sara Schulz, directora editorial, en la pequeña oficina de Alias en México DF.

Desde entonces han publicado una veintena de libros de arte contemporáneo que estaban sin traducir al español o que no se habían distribuido en México. El criterio de selección es la línea que va trazando Ortega. Es como su biblioteca recomendada de textos. No son obras académicas sino escritos de los propios artistas sobre su trabajo o ensayos y conversaciones de autores sobre arte.

Libros de Alias.
Libros de Alias.Ramiro Chaves (Alias Editorial)

El proceso de edición de Alias es un ejercicio de reinterpretación de las primeras versiones. En su caso, la copia también es un original. “Lo que hacemos no es una traducción ni una copia sino una apropiación”, dice Ortega, fundador, director y financiador de la editorial.

Si las imágenes de los libros, por cuestión de derechos, queden fuera de su alcance, se las ingenian. Por ejemplo, pidiendo a estudiantes que las dibujen. Eso hicieron con libros como Rock, mi religión de Dan Graham o el catálogo Campos de acción: entre el performance y el objeto.

Ortega, un artista cotizado, se encarga de pagar las ediciones y con las ganancias va recuperando la inversión inicial: un círculo que empieza y acaba en Ortega sin propósito comercial, con la intención de poner obras clave al alcance de quienes se están formando en escuelas de arte y de los investigadores.

Dan Graham, Tacita Dean, Cildo Meireles, Hélio Oiticica, Jimmie Durham, Laurence Weiner, Robert Smithson… Alias ha puesto ha circular en México (y en puntos específicos de España, Colombia, Perú y Argentina) textos de autores fundamentales del arte contemporáneo, con ediciones de tirada modesta (entre 1.000 y 2.000 ejemplares) que mueve en un circuito específico de museos, librerías y centros culturales. Dentro de su esquema editorial tiene una sección de proyectos desarrollados por artistas mexicanos, Antítesis, que ha rescatado autores fallecidos como Melquiades Herrera o Rubén Gámez.

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