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Escultura y suspense

El trabajo de los últimos años de Monika Sosnowska dialoga con la arquitectura de Álvaro Siza en la muestra de Serralves

Escalera, de Monika Sosnowska, escultura de 2010.
Escalera, de Monika Sosnowska, escultura de 2010.Filipe Braga

Monika Sosnowska (Riky, Polonia, 1972) diseña e instala grandes esculturas e intervenciones pensadas para convivir desde y frente al espacio, para interrogar las salas del museo, continuadora del legado de Richard Serra y las instalaciones site-specific. Sus estructuras y formas arquitectónicas, dominadas por marcadas torsiones y aparente morbidez, obligan a la observación cercana desde múltiples posiciones e inducen turbación. Teniendo en cuenta la memoria histórica de los edificios, Sosnowska elabora microhistorias hiladas, no exentas de crítica y vindicación.

Al visitar esta exposición en Portugal conviene deshacerse de una lectura retrospectiva. Las siete salas donde se presentan sus obras de los últimos 12 años invitan a dejarse llevar por la emoción de las nuevas lecturas propiciadas por el contacto de las reminiscencias de destrucción y reconstrucción que condensan sus obras con la proyección de la arquitectura de Álvaro Siza. Un diálogo de tensiones y encuentros, trazado con el comisariado de Suzanne Cotter, que comienza con Stairway (2010), una serpenteante escalera inspirada en la arquitectura brutalista de Tel Aviv, testigo de ideales políticos y sociales de Israel a principios de los años setenta, y se reafirma en Antechamber (2011), una sorprendente forma estrellada que divide la sala en improvisados espacios laberínticos, enfrentando el papel preciosista del interior con la rudeza externa, remarcando la trampa visual. Su mirada sorprende, se vuelve irregular, trazada por un ritmo disonante. La misma sensación inquietante, de narrativa en suspense, que el visitante experimentaba en la intervención realizada para el Musac en 2006, nos acompaña ahora en algunas de las piezas, al atravesar un pasillo dividido por seis pares de puertas dobles que conforman Entrance (2003), una pieza que confina al visitante en un tiempo confuso y desconcertante.

El intenso sentido de teatralidad que poseen algunas de las piezas desencadena una atractiva tensión y consigue cuestionar ciertos parámetros escultóricos para identificarlos con la acción, la intervención, como sucede en Hole (2006-2008), reforzando el sentido de escenografía barroca con la maniobra óptica del techo agrietado con pertinentes y metafóricos escombros en el suelo del museo. El sentido de ruina, también de accidente, de suspense, se mezcla extrañamente con la intriga de un suceso desconocido; una sensación que nos acompaña, casi a modo de guion cinematográfico, durante toda la exposición.

Y, sin embargo, en este espacio la arquitectura de Siza parece subrayar las artimañas de la artista, marcando la visión longitudinal y casi mística entre cielo y tierra, mediando entre ambos puntos una de sus ventanas-paisaje donde, de forma improvisada, descansan nuestros ojos. El incidente ya no ejerce únicamente de símbolo de romántica decadencia, sino de profundo mensaje narrativo del presente.

Ascensos, fracasos, casi metáforas de una escalera vacilante. En el recorrido, articulado desde las acciones y esculturas instaladas, desde el cuerpo y sus pausas, se mantiene constante el interés por lo que vendrá, configurando tras de sí imágenes y acontecimientos íntimamente relacionados con la arquitectura del imaginario de la artista. Miradas asonantes frente al tiempo y el espacio, en poéticas desde las que seguir pensando.

Monika Sosnowska: Arquitetonização. Serralves. Rua D. João de Castro, 210. Porto (Portugal). Hasta el 31 de mayo.

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