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De la página a la pantalla

Casi siempre los grandes títulos literarios provocan en sus autores gran frustración

Gabriel García Márquez conocía a muy pocos escritores totalmente satisfechos con la adaptación de sus obras al cine. Y tenía razón. Casi siempre los grandes títulos literarios provoca en los autores, y también en lectores, grandes dosis de frustración y decepción. El propio García Márquez pudo ver cómo una de sus novelas más famosas, El amor en los tiempos del cólera, se trasladó a las pantallas con más pena que gloria. Aunque tuvo más suerte años antes, cuando Arturo Ripstein convirtió en imágenes las páginas de El coronel no tiene quien le escriba.

Otro de los escritores más adaptados al cine, Stephen King, se llevó un enorme disgusto cuando comprobó lo que Stanley Kubrick había hecho con El resplandor. "Nunca creyó en la atmósfera sobrenatural de mi libro. Y si alguien no cree en algo no puede hacer que ese algo sea creíble para los demás", ha afirmado en numerosas ocasiones. Aunque, en este caso, muchos espectadores y críticos quedaran encantados con el filme protagonizado por Jack Nicholson.

Pero, ¿dónde radica la clave para hacer una buena adaptación cinematográfica de una novela, de un cuento o de una obra teatral? Albert Espinosa, guionista, escritor y director de cine, ha tenido que hacer en muchas ocasiones ese, a menudo, ingrato trabajo. "Yo siempre pido hablar con el escritor", explica. "Y si noto que este ama demasiado su escritura nunca aceptó el encargo. Muchas veces se nota que no quieren que se adapte porque te dicen: tiene que salir todo esto. Algo que es imposible porque el libro entero jamás puede salir".

Albert Espinosa comenzó como guionista cinematográfico adaptando su propia obra teatral, Los pelones, en un filme dirigido por Antonio Mercero. El resultado fue Planta cuarta. "Él me dijo un día una frase que no olvidaré nunca: si no quieres que te defrauden no te dejes adaptar". Pensé que aquella era un máxima que iba a aceptar toda mi vida.

Para Espinosa uno de los secretos de una buena adaptación es captar la esencia de la historia. "Las mejores adaptaciones tienen que ver con lo que no se explica en el libro. Hay que encontrar aquel mensaje del que no se habla pero que rezuma toda la novela y hacer con eso un guión nuevo", dice.

Al autor de No me pidas que te bese porque te besaré le han entusiasmado relatos de Stephen King como Cuenta conmigo o Rita Hayworth and Shawshank Redemption. Sin embargo, sus versiones cinematográficas no le llenaron tanto como la lectura. “En el cuento que dio pie a Cadena Perpetua (Rita Hayworth and Shawshank Redemption) el personaje que hace Morgan Freeman era pelirrojo. Cuando vimos la película muchos de los lectores dimos un vuelco. Había desaparecido el pelirrojo. Cuenta conmigo, en cambio, es muy fiel al relato de Stephen King pero también me lo había imaginado de otra manera", añade.

"Lo que pasa, termina Espinosa, es que el lector de libros ha invertido muchas horas, días o semanas leyendo y eso ha dejado un poso más inmenso. Cuando al final se dice: me gusta más el libro que la película, en realidad lo que se quiere decir es que me gustó más la imagen que yo tenía de ese libro, de los personajes y de las localizaciones. Es muy difícil contentar a un lector que se ha enamorado de unos personajes porque al final, quizá, le han cambiado parte de esa esencia”.

Con motivo de la celebración el 23 de abril del Día Internacional del Libro, tanto esa jornada como todos los sábados y domingos del mes, TCM emite una programación formada exclusivamente por adaptaciones literarias que se han llevado al cine. Títulos tan conocidos como Sentido y Sensibilidad, Lo que queda del día, La naranja mecánica, 2001: Una odisea del espacio, El resplandor, Celda 211, Enemy o Lolita. Una verdadera biblioteca filmada que TCM pone a disposición de todos sus espectadores.

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