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UNIVERSOS PARALELOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La reserva de Willie Nelson

Diego A. Manrique
Willie Nelson fumando un cigarro de marihuana.
Willie Nelson fumando un cigarro de marihuana.

Algún día, estas jugadas se enseñarán en las escuelas de negocios: Willie Nelson ha anunciado que pondrá en el mercado su propia marca de marihuana, Willie's Reserve. En realidad, se le adelantaron los herederos de Bob Marley, que pretenden explotar una cepa de origen jamaicano, Marley Natural.

Todo suena un poco a castillos en el aire. Está la cuestión logística, ya que la legislación sobre el cannabis varía de un estado a otro (y la administración federal pondrá todas las trabas posibles). Comercialmente, tiene sentido: Willie es seguramente el más famoso consumidor de Estados Unidos. Fumó porros en la Casa Blanca, sin permiso del anfitrión (el presidente Carter). Cada cierto tiempo, su autobús es parado por policías despistados y, vaya sorpresa, encuentran marihuana y el asunto se resuelve con una modesta multa.

Nelson es un proselitista en estos asuntos, que conecta con su defensa del cultivo del cáñamo y el biodiésel como alternativa a la gasolina. Astutamente, utiliza argumentos económicos: los ingresos por impuestos, la potenciación de la pequeña agricultura. Con 81 años, se pone como ejemplo de que la marihuana no tiene los efectos perniciosos del tabaco. Y ni hablar de otras drogas: Willie y su gente salieron indemnes de la tormenta de cocaína que cayó sobre el ambiente musical (¡sí, incluido el country!) durante los años setenta.

Con todo, sospecho que dar pábulo a estas iniciativas contribuye a eclipsar su verdadero oficio. El hombre cumple con un calendario de actuaciones que empequeñece al de Bob Dylan: unos 150 bolos cada año. Graba discos a capricho, aunque decir que edita dos o tres álbumes al año no refleja la amplitud de su obra.

El country es su principal territorio y los discos de duetos su debilidad. Pero Willie también ha hecho standards con el organista Booker T. Jones y el cancionero de Ray Charles con Wynton Marsalis y sus jazzmen. Cada poco, da testimonio de su pasión por el gitano Django Reinhardt. Ha grabado reggae con músicos jamaicanos.

Supongo que la clave para entender a Nelson está en su origen tejano. Dicen que los tejanos son independientes y exagerados, tanto en apetitos como en ideología. Hoy, para los parámetros estadounidenses, Willie está situado en la izquierda pero, en otros tiempos, apoyó a candidatos presidenciales como el extremista Barry Goldwater o el millonario H. Russ Perot.

Aunque Willie ha ayudado a la conservación de iglesias rurales, también se ha enfrentado al fundamentalismo religioso: emplea a gente gay en su equipo y causó un notable alboroto en 2006, al publicar Cowboys are frequently, secretly fond of each other, canción de Ned Sublette que ironizaba sobre los elementos homosexuales en la mitología de los vaqueros.

Solo Willie Nelson podría sobrevivir a semejantes provocaciones. Todo se le perdona: esa voz decreciente, esa banda minimalista, esa guitarra descacharrada pero que suena mágica en sus manos. Ahora se trata de confiar en su experiencia para paladear marihuana. Por si acaso, invoca la coartada medicinal: asegura que es el mejor remedio contra el estrés.

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