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Francis Alÿs, ingeniero de puentes y caminos conceptuales

Dos exposiciones del artista belga en México DF despliegan su poder de trastocar con acciones el sentido común del espacio

Pablo de Llano Neira
El artista Francis Alÿs.
El artista Francis Alÿs.Wolfgang Günzel

En México DF se inauguran esta semana dos exposiciones de Francis Alÿs (Amberes, 1959), una en el Museo Tamayo y otra en la Sala Siqueiros. Entre los dos lugares hay un kilómetro de distancia. Aunque cada exposición se ha desarrollado por separado, Alÿs, un artista cuya carrera ha hecho del paseo una ingeniería conceptual, no ha querido dejarlas desligadas y ha recorrido ese tramo por la calle dejando caer, todo a lo largo, un hilo de pintura rosa y otro azul. El doble hilo transcurre por la acera pero también por la carretera, por lo que conviene no seguirlo a pies juntillas si no se quiere terminar embestido por un camión mientras se observa una obra de arte.

Las dos líneas, además, son una metáfora de la naturaleza de la obra de Alÿs, en tanto que combinan una acción rompedora –ir regando pintura por la acera o por donde sólo deben ir los coches– con un gesto tradicional del arte, si bien, en este caso, muy muy abstraído: pintar.

La exposición del Tamayo se centra en esa doble hélice entre performance y dibujo en la obra del belga, asentado en México DF en 1986 como arquitecto hasta convertirse en una referencia del arte internacional. La muestra, Relato de una negociación, se articula en torno a tres piezas: No cruzarás el puente antes de llegar al río, Tornado y Afganistán. De cada una se muestran vídeos de las acciones y pinturas relacionadas que, según el comisario de la exposición, Cuauhtémoc Medina, pueden entenderse en Alÿs como “la sombra de sus actos”.

La exposición del Tamayo se centra en la relación entre acciones y pintura en su obra

No cruzarás el puente antes de llegar al río (2006-2008) consta de dos episodios con un mismo concepto: construir puentes metafóricos entre tierras apartadas (en múltiples sentidos). En el primero hizo el gesto cómico de intentar unir la costa de Cuba con la costa de Florida extendiendo, a la vez desde cada costa, sendas hileras de barcazas de pescadores. “¡Movilizar 100 barcos en Cuba! Es la primera vez que eso sucede en la historia de la Revolución”, dice un pescador cubano en el vídeo.

El segundo episodio consistió en amagar otro puente entre España y Marruecos. También quería hacerlo con pescadores, pero se encontró con un elemento inesperado: al rey Mohamed VI le gustó la idea de ensalzar el libre paso de África a Europa y Alÿs, para no confundir su proyecto con los intereses de la monarquía marroquí, cambió la idea de los adultos en barca por la de niños que entran al agua desde ambas costas con barquitos de juguete hechos con sandalias y babuchas.

Afganistán (2011-2014) no establece puentes físicos sino de ideas. Cuando invitaron a Alÿs a ir al país de la guerra a elaborar una obra, él pasaba por "una crisis con respecto a la imagen en movimiento". Se preguntaba qué sentido tenían las acciones grabadas en una era de “proliferación infinita de vídeos”. La realidad afgana espoleó su crisis y la transformó en una obra cuya pieza central es un vídeo de niños afganos practicando un juego típico local (dirigir una rueda con un palo) pero con una bobina de cine en lugar de una rueda.

“En parte por eso acabé hablando de cine en Afganistán. Por un lado porque los niños de allá son muy buenos con el arte de la rueda y el bastón, y la relación con la bobina es obvia, y también porque Afganistán tiene una relación compleja con la imagen, sea por la cultura musulmana o sea por la imagen mediática de Afganistán producida por los medios occidentales”, explica el artista, un hombre de dos metros, espigado como una figura de Giacometti, y con una pulsera de tela en la muñeca con dos iconos de la religiosidad mexicana: San Judas Tadeo y la Virgen de Guadalupe.

Tornado (2000-2010) es el resultado de una década yendo a la caza de remolinos en una zona de campo al sur de México DF. Dice que empezó “como búsqueda onírica sobre el medio pictórico, porque cuando entras dentro de un tornado el polvo es tan denso que estás en un espacio monocromo” y terminó, en los últimos años de la década, simbolizando la vorágine de violencia en la que había entrado México. Si bien las acciones de Alÿs no han estado exentas de riesgos, como cuando recorrió México DF a plena luz del día con una pistola en la mano, en este caso tuvo la prudencia de no enfrentarse a los remolinos más ciclópeos: “Hubo tornados que eran como una iglesia, y en esos no entré. Dije, ‘maestro, hasta aquí llegué’”.

La pieza principal en la Sala Siqueiros es un vídeo de Alÿs conduciendo un balón en llamas por Ciudad Juárez

Siempre usa ropa holgada y zapatillas modelo All-Star. La pieza principal de Hotel Juárez, la exposición de la Sala Siqueiros, es un vídeo de 2013 en el que camina de madrugada por la violenta Ciudad Juárez guiando a toquecitos un balón envuelto en llamas. Antes de comenzar la acción, él y sus colaboradores pensaban que alguna autoridad aparecería y les impediría hacerlo. Lo que ocurrió es que aparecieron diversas autoridades (municipales, estatales, militares, e incluso la autoridad de los bajos fondos: narcos patrullando sus dominios) y ninguna les ordenó parar. Con todos ellos, legales o Ilegales, se dio un diálogo similar:

–Oigan, ¿qué están haciendo?

–Una obra de arte –respondían.

–¡Aaaah, si es arte, adelante!

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