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'IN MEMORIAM'

Mariano de la Banda, un soñador de la radio

Pionero de las radiofórmulas, fue una figura fundamental en el paso de la radio tradicional a la radio de la información

Mariano de la Banda, con su hija Beatriz, en el programa 'La incubadora'.
Mariano de la Banda, con su hija Beatriz, en el programa 'La incubadora'.

Mariano de La Banda, fallecido el sábado en Madrid a los 76 años, empezó a soñar con la radio cuando la radio era un aparato que ponían encima de la mesa sus padres y decían “¡A callarse todos!”. Así creció Mariano de la Banda, escuchando los partes de la guerra europea, los radioteatros y la elegante voz del locutor “Ferman”, que era de Aranjuez como él. Debía ya de destacar aquel joven larguirucho, porque cuando se quiso montar una estación-escuela de radiofonismo en Aranjuez sus amigos le llevaron a empujones y el director dijo: “Tú, para locutor”.

Pasó por Radio Peninsular, “la más musical”, donde inventó una rudimentaria radiofórmula y la SER le fichó en 1953. Entrevistador, locutor todoterreno, su primer gran éxito fue La incubadora, programa en el que las apostillas a cada éxito discográfico las ponía una voz de niña muy pequeña: su propia hija Beatriz, grabada a traición por su padre, que luego añadía el resultado a la emisión en una primorosa labor de “corta y pega”.

Cuántos recuerdos de Mariano de la Banda por los pasillos de la SER, con su figura quijotesca y desgarbada, compañero de escaleta de Tomás Martín Blanco, Joaquín Prat, Miguel de los Santos, Pepe Domingo Castaño…. y cuántas anécdotas que tuve la gran suerte de escucharle, como aquella vez en que cubriendo el Festival de San Remo vieron en el escaparate de una tienda un magnetofón muy pequeño, con la cinta estuchada en una especie de tableta de plástico. Compraron uno y llegaron a Radio Madrid con su adquisición: “¡Mirad qué cosa más curiosa!”. Fue el primer casete que tuvo la SER.

De la Banda siempre nos inculcó a los más novatos el respeto por el micrófono. “El día que uno no siente nervios cuando se enciende la luz roja del estudio, empieza a decir tonterías”, decía. Presentó El club de la tarde, lleno de voces recordadas como Carmen Pérez de Lama, Elicio Dombriz o Simone Ortega. Fue jefe de Programas. Y los últimos años de su carrera profesional los dedicó a un gran proyecto de la SER: Hoy por hoy. Iñaki Gabilondo dice de él que fue un hombre clave en la transición de la radio clásica a la radio de la información, una estrella de radio que se convirtió en el prototipo de realizador, esa persona que tiene el programa en la cabeza y que da la armonía final al producto radiofónico.

No he visto a un jubilado con tanta actividad: escaneaba fotos, mantenía su web, nos enviaba un chaparrón de correos electrónicos si escuchaba en antena algo que no le había gustado. Escribió Escafurcios y palabros, porque amaba la radio bien hecha y bien hablada. Era mi particular abuelo Cebolleta, mi guía y mi amparo cuando no sabía algún dato, alguna fecha. Y cuando se creó el departamento de Documentación en la SER y todo estaba por hacer, me trajo tres maletas llenas de cintas grabadas, el recuerdo que quedará siempre en nuestra fonoteca de Mariano de la Banda.

Ángeles Afuera es jefa de Documentación de la SER.

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