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De frente | Jérôme Bonnafont

Jérôme Bonnafont: “Los franceses somos bastante quejicas”

Embajador de Francia, su último destino fue en la India. Le sorprende la severidad de los españoles

Juan Cruz
Carlos Rosillo

¿Qué le parece interesante de este país? La diversidad, la vitalidad. Llegué en el peor momento de la crisis. Vi la reacción de la gente en dificultades; fue de rabia, pero no hubo desánimo, fue de confianza en la recuperación.

Como los franceses, quizá. Los franceses somos bastante quejicas... En Francia existe la expresión pública de pesimismo sobre el futuro político, pero hay un gran optimismo sobre el futuro individual. ¡Mire la estadística de nacimiento de niños!

¿Qué aprendió de los españoles? La capacidad de aguante. Un concepto muy fuerte en los comportamientos; y no se produce de la misma manera en Francia... Otra cosa que me impresiona de los españoles: disfrutan del momento. Una noción epicúrea y espontánea del carpe díem.

Es usted más generoso con los españoles que los españoles mismos... Eso dicen las encuestas de opinión: los franceses valoran más España que los propios españoles. Al tiempo, aquí hay mucha curiosidad sobre la cultura, la política y la economía francesa; eso se trasluce en la cobertura que aquí se da a nuestros asuntos.

Somos más duros con nosotros mismos... Me sorprende esa severidad española con su propio desarrollo desde la Transición. España representa un éxito impresionante con respecto a lo que fue España antaño. Hay un paro inaceptable, sí, y hay una crisis, pero su sistema de salud, sus infraestructuras, el grado de libertades que muestra, garantizan una posición fuerte en el mundo.

¿Qué no le gusta de nosotros? ¿Aparte de la hora de la comida? Una sequedad, una virulencia en el conflicto ideológico más grande que en otros países de Europa. Una tendencia a la deslegitimación del otro que me parece sorprendente y que me recuerda a lo que sucedió en Francia hace unos treinta años.

De la india me traje una historia particular: mi marido, mi hijo de aquí me llevo una lengua”

Hemos avanzado al menos en la igualdad... Me sorprende como francés ese grado de cohabitación en el progreso de las libertades y la aceptación, por otra parte, de un nivel de desigualdad social que no aceptaríamos en Francia...

¿Se siente usted cómodo aquí? ¡Sí! Y sobre todo mi hijo Moisés, que cuando regresa de viaje dice que de aquí no se movería.

¿Qué se trajo de India? ¿Qué se llevará de aquí? De la India, una historia particular: mi marido es de allí, mi hijo también; me traje la impresión de una civilización en la que sorprende la alteridad. España es como un primo próximo y al tiempo muy diferente. Y nos llevamos una lengua.

Dos de los embajadores de potencias occidentales, el norteamericano y el francés, son homosexuales. Para mi Gobierno mi orientación sexual no es importante, no es ni una ventaja ni una desventaja; y aquí hay mucha gente que lo sabe y no le importa y a los que no lo saben tampoco les importaría. Vivimos en un sistema en que la religión, la orientación política y la sexual no deben ser criterios determinantes.

Vivió aquí la experiencia de los ataques a Charlie Hebdo. A Charlie Hebdo y a un comercio judío. Viví aquí la solidaridad española, que sufrió lo mismo hace once años. Esta es una realidad muy dura: tratan de prohibir la diferencia, imponer una idea única y quieren eliminar toda forma de cultura en nombre de la verdad única. Hay fuerzas yihadistas que atacan la libertad de una forma perversa.

Usted está leyendo sobre Carlos III. ¿Qué le aconsejaría leer al Rey de España que los visita? Las memorias de De Gaulle..., para hacerse “una cierta idea de Francia”.

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