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Tres figuras de la música española en escena

La vida y la trayectoria musical de Miguel de Molina, Nino Bravo y Manolo Escobar coinciden en la cartelera teatral

Ángel Ruiz y César Belda (al piano), en Miguel de Molina al desnudo.
Ángel Ruiz y César Belda (al piano), en Miguel de Molina al desnudo.

Para presentar la vida de un cantante popular español sobre el escenario se requiere tejer música y biografía, una acción no exenta de riesgos. Porque los ídolos de la banda sonora de un país han de ser tratados con delicadeza para no descolocar a sus seguidores. Lo dicen los integrantes de los tres espectáculos que coinciden estos días en la cartelera teatral e invitan a recordar (y redescubrir) a tres intérpretes —los tres hombres, los tres muertos—. Miguel de Molina al desnudo; Nino Bravo, el musical y Mi carro lo tienes tú, ofrecen un viaje sonoro al siglo XX que contribuyó a formar identidades.

Estrenado hace cuatro meses, Miguel de Molina al desnudo no ha dejado de llenar todas las semanas el Teatro Infanta Isabel de Madrid y los diferentes recintos del interior de España donde se presenta. “Es que la copla está siendo revalorada”, dice el actor Ángel Ruíz, protagonista de la biografía musical del cantante malagueño. “Personalidades como Federico García Lorca lo defendían siempre y, sin embargo, durante mucho tiempo ha sido un género denostado.” Admite, sin embargo, que tener un productor como Jorge Javier Vázquez, el rey de las tardes televisivas, ha ayudado a que el público acuda a cada función. “Pero de nada serviría esa plataforma mediática si el espectáculo no gustara. El boca-oreja ha sido decisivo para nuestro éxito.”

Nino Bravo, el musical.
Nino Bravo, el musical.

Hace seis años, Ruíz leyó Botín de Guerra (Almuzara), la autobiografía de Miguel de Molina (1908-1993), y pensó que esa historia, llena de talento y dificultades, era ideal para ser representada en un escenario. Así que se basó en el libro para hacer un monólogo que, en compañía de un pianista y coplas cantadas “más con el corazón que con la garganta”, se ubica en la frontera entre la comedia y el drama. “Es como una montaña rusa en la que la gente se conmueve o se ríe. Pero es, sobre todo, el testimonio de un artista fundamental en nuestra historia musical y de alguien que sabe a ciencia cierta lo que costó que este país tenga ahora libertad.”

Nino Bravo, el musical, en cambio, no aborda la vida personal del intérprete de Un beso y una flor. Durante hora y media, el espectador asiste a un concierto de música en directo con la estructura de un programa de televisión: músicos, coristas, bailarinas, vídeos con anécdotas y un par de cantantes que interpretan en serie los éxitos del cantante valenciano fallecido en un accidente de carretera en 1973. “La familia se negó a que alguien hiciera de doble de Nino Bravo. Nosotros estuvimos de acuerdo y nos propusimos hacer un homenaje a una de las grandes voces de España con variedades, canciones interpretadas por chicos y chicas, sin disfrazarlas con arreglos musicales extravagantes, respetando su esencia”, dice María Marín, una de las cantantes que participa en el espectáculo que estará hasta el próximo abril en el Teatro Compac Gran Vía de Madrid, para luego salir de gira por varias ciudades de España.

Mi carro lo tienes tú, el musical de Manolo Escobar.
Mi carro lo tienes tú, el musical de Manolo Escobar.

Más apegado a las características tradicionales de una obra de teatro musical, Mi carro lo tienes tú combina las remembranzas de Vanessa, hija de Manolo Escobar (1931-2013), con los temas del intérprete de una de las melodías más populares de España (Y viva España, escrito por dos compositores belgas), quien para superar la pérdida de su padre, la chica es animada por sus amigos a acudir a un psicólogo y a una pitonisa. Y entre una cosa y otra se le aparece el cantante andaluz. “Casi todos los implicados en este musical convivieron con Manolo Escobar y coinciden en que a él le habría encantado. Porque se aborda su trayectoria de una manera muy divertida, entre canciones y risas”, cuenta Luis Muñoz, el protagonista del espectáculo.

“Este tipo de espectáculos han propiciado que mucha gente vaya por primera vez al teatro”, considera Ángel Ruíz, que actúa ante un público compuesto en su mayoría por madres, tías y abuelas, dispuestas a disfrutar de la pirotecnia musical y nostalgia que les ofrecen. “Pero también asisten algunos jóvenes. Porque conocen a estos artistas y, de hecho, cuando van a los karaokes suelen pedir sus canciones”, puntualiza María Marín.

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