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‘IN MEMORIAM’

Mario Federico Muelas, arquitecto

Peridis
Mario Federico Muelas.
Mario Federico Muelas.

Mario Federico Muelas (Cuenca, 1943), fallecido el pasado domingo, no pasaba desapercibido entre los estudiantes de Arquitectura de Madrid. Una voz poderosa y profunda salida de los roquedales de las Hoces conquenses, una frente despejada y talentosa y su elevada estatura hacían destacar de modo especial su personalidad inconfundible cuando ponía orden en las asambleas que se celebraban a menudo en la Escuela de Arquitectura a finales de los sesenta.

Quienes han conocido a Mario saben de su entusiasmo, contagioso y escéptico a un tiempo, al abordar cualquier reto profesional. Ya fuera un plan de ordenación de una ciudad o de un territorio o la rehabilitación de una pequeña casa de vecinos. Bastaba con que hubiera un pequeño elemento arqueológico valioso a proteger y poner en valor, un espacio natural a disfrutar o un problema arquitectónico a resolver, para que se pusiera con vehemencia a la tarea. Su apariencia de ogro adusto, que le encantaba cultivar, escondía una bondad y una afabilidad casi infinita hacia todos los que le rodeaban.

Tanto Mario como sus compañeros de equipo, que militaron activamente contra el franquismo, se dedicaron desde un principio a asesorar a las nacientes asociaciones vecinales, poniendo su sensibilidad y su profundo conocimiento de la realidad social al servicio de la remodelación de barrios (leáse erradicación del chabolismo) en los primeros años de nuestra democracia, con hitos como Palomeras, en Madrid. Allí nació una forma de entender la vivienda social, que tendría un largo desarrollo posterior no solo para las Administraciones, sino también en el ámbito cooperativo, con gran énfasis en la construcción de equipamientos y la dotación de los barrios, incorporando la conciencia ambiental y la sostenibilidad a sus creaciones.

En los años ochenta Mario acudió a Toledo para encargarse de la rehabilitación del antiguo convento de San Pedro Mártir, que acabaría siendo parte esencial de la presencia de la Universidad en Toledo. Este edificio desempeñó, con otras intervenciones similares, un destacado papel revitalizador del centro histórico de la ciudad. En él realizó un ejemplar trabajo liderando un equipo de arquitectos, arqueólogos, historiadores, ingenieros y especialistas de todo orden para hacer partícipes de sus resultados a los responsables del encargo y a los usuarios finales. Tanto aquella primera obra toledana como la rehabilitación del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha, fueron premiadas por la Real Fundación de Toledo.

Para rendirle el homenaje que se merece, el próximo 5 de marzo un grupo de amigos se reunirá a las siete de la tarde, en Toledo, en el antiguo convento de San Pedro Mártir, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha.

José María Pérez, Peridis, Eduardo Aragoneses, Agustín Mateo y Alfredo Villanueva, que firman conjuntamente este artículo, fueron compañeros de promoción de Mario Muelas en la Escuela de Arquitectura.

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