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Balizas para navegar por Arco 2015

Los profesionales exhiben un sincero optimismo en el arranque de la cita artística La nueva creación colombiana supone uno de los atractivos de la feria

Los Reyes en el estand de EL PAÍS
Los Reyes en el estand de EL PAÍSJ. Hidalgo (EFE)

Con la feria ya a velocidad de crucero —pese a que la inauguración oficial, a cargo de los Reyes, se producirá esta mañana, y la apertura al público, el viernes— muchos de los profesionales que ayer recorrían los pasillos de Arco coincidían en subrayar el buen nivel de la mercancía artística de este año: hay rasgos de optimismo en el mercado. Junto a las obras de dinosaurios intocables como Picasso, Miró, Calder, Basquiat u otros, despunta el fulgor y el descaro encerrado en las jóvenes galerías con presencia de artistas latinoamericanos y, muy especialmente, la amplia y variopinta representación colombiana.

El gran espacio dedicado a la alemana Katharina Grosse —grandes pinturas, monumental escultura en la galería Helga de Alvear, casi a la entrada de la cita madrileña—, dan inmediatamente el tono que se aprecia luego en distintos espacios del recorrido.

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Siempre presente y siempre inolvidable, la pintura de Jean-Michel Basquiat es una de las presencias-estrella de este Arco 2015. Entre sus obras más llamativas y costosas podrían destacarse una gran pintura en Elvira González, que se vende por dos millones y medio de euros. En el mismo espacio, una pequeña maqueta de un móvil de Alexander Calder busca comprador por 415.000 euros.

Leandro Navarro, siempre dedicado a rescatar los nombres con letras de oro de las vanguardias históricas, presenta en su pabellón un par de obras de Picasso, una que se acerca al millón y medio de euros y otra valorada en 900.000. En la galería Marlborough, por su parte, destaca una espectacular pintura de Frank Auerbach que se marcha hasta los 320.000 euros.

Jimmie Durham exhibe en el espacio de la firma berlinesa Barbara Wien Wilma Lukatsch una inquietante escultura de una muñeca rodeada de huesos que refleja el propósito de este escultor, poeta y ensayista estadounidense de romper con el lenguaje y la narración lineal. Un trabajo no menos inquietante puede verse en la galería belga Deweer, que recibe al visitante con una escenografía formada por figuras humanas desnudas y amenazantes. Son obra del salmantino Enrique Marty, quien comparte espacio con artistas tan consagrados como Günter Förg.

Las siempre refrescantes piezas de Julian Opie, esta vez figuras humanas andando y hablando por el móvil (en la galería portuguesa Mario Sequiera) esperan su oportunidad: 60.000 euros.

Un escultura de Jimmie Durham en la galería de Barbara Wien Wilma Lukatsch.
Un escultura de Jimmie Durham en la galería de Barbara Wien Wilma Lukatsch.PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Uno de los embajadores del arte latinoamericano recurrentes en los últimos años es el brasileño Ernesto Neto, quien exhibe en Arco sus estructuras colgantes tejidas, uno de los imperdibles de esta feria (en el stand de la galería Elba Benítez / España).

Los representantes históricos del arte latinoamericano tienen una fuerte presencia en Cayón / Madrid, con los cinéticos de los venezolanos Carlos Cruz Diez y el arte geométrico de Jesús Rafael Soto. Los argentinos Tomasello y Julio Le Parc, por su parte, protagonizan una impresionante instalación situada en la firma argentina Del Infinito Arte.

La galerista alemana Barbara Thum (Berlín) repite este año con dos artistas peruanos, Fernando Bryce y Teresa Burga. “Arco es más abierta que Miami Art Basel para obras de corte conceptual. A Miami van muchos coleccionistas latinoamericanos y hay mucho brillo, dinero y glamour, pero vienen a Madrid en busca de cosas distintas”, explica.

El argentino Jorge Mara, uno de los más asiduos a la feria de Madrid, reconoce que a lo largo de los años ha habido altibajos en la participación del arte latinoamericano en la feria pero que ahora la tendencia se afirma. Él se inclina por obras de artistas históricos como Batlle Planas, introductor del surrealismo en Argentina, o Alberto Greco.

Entre las galerías colombianas, verdaderas estrellas invitadas de este Arco, llaman la atención las delicadas y a la vez revulsivas piezas bordadas a mano de María Alejandra Garzón, que firma como Suntuosa Vulgaridad (en el stand de Doce Cero Cero). Pablo Gómez da indicaciones sobre cómo reconstruir una ciudad abandonada (La Oficina). En cuanto a Manuel Calderón, sumerge al espectador en un infinito juego de ajedrez con distintas técnicas (El Museo / Bogotá).

La pintura es siempre el medio dominante en la feria. Entre los españoles, las piezas de gran formato de Secundino Hernández (Heinrich Ehrhardt / Madrid) figuran entre las que mayor atención suscitan. Como en los últimos años, varios de sus trabajos lucían ya en la tarde de ayer el anhelado punto rojo de “vendido”. Pero también hay obras como las de Pilar Albarracín, con una pieza integrada por cincuenta bragas rojas y cuyo valor asciende a 38.000 euros.

¿Y la cubana Tania Bruguera? Retenida en su país por la censura del régimen castrista a una de sus performances, la artista, de 47 años, está presente desde la distancia y a través de sus trabajos en la galería madrileña Juana de Aizpuru. Entre todas ellas sobresale una en la que un viejo soplete de soldadura está encendido sobre la fragilidad de un huevo de porcelana...

'Pop-art' surrealista

Fue uno de los pioneros del pop-art en EE UU, pero Mel Ramos (1935) no trabajaba en el grupo neoyorquino que lideraba Andy Warhol, sino que lo hacía desde la costa del Pacífico, en California. Lleva décadas combinando los desnudos femeninos, sus pin-upsde mujeres idealizadas, con marcas de gran consumo mediante el uso exacerbado del lenguaje publicitario, pero sus obras no dejan de impactar.

Difícilmente, el visitante de Arco puede pasar de largo por la galería alemana Levy sin reparar en las pinturas de este autor, veraneante de la población tarraconense de Horta de Sant Joan, que se declara admirador de Goya, Velázquez, Murillo, Zurbarán, pero, sobre todo, de Dalí. No en vano, Mel Ramos considera que sus pinturas beben de las fuentes del surrealismo.

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