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La forma más frágil del universo

La exposición ‘El orden de las primeras cosas’ de Carlos León, en el CGAC, destaca por la importante presencia de obra escultórica del artista ceutí

Vista de 'Carlos León. El orden de las primeras cosas' en el CGAC.
Vista de 'Carlos León. El orden de las primeras cosas' en el CGAC.

Esta exposición de Carlos León (Ceuta, 1948) se diferencia de las anteriores por la importante presencia de su trabajo escultórico, un lenguaje que aunque compaginado con la pintura desde hace años, no ha logrado compartir el mismo protagonismo. Este es uno de los retos que asumen como primordial los comisarios Ángel Cerviño y Alberto González-Alegre, dotando a la propuesta de un cierto carácter de balance, confrontando pinturas de los últimos quince años con esculturas nuevas que cohabitan en una oscilación constante entre su afinada búsqueda de la belleza y la incontrolable jerarquía del material.

En esa dualidad, grandes pinturas con pigmentos directos que emergen del vacío en sinuosos movimientos y ondulaciones conforman una especie de vegetación invasora que el artista se encarga de hacer crecer deslizando sus propias manos sobre las superficies de diferentes soportes, convertidas en vibraciones ‘psico-corporales’. Complementa el relato expositivo la presencia de ensamblajes hechos con objetos y materiales —chatarra, hierro, madera o zinc—, trabajos en los que León identifica y potencia el atractivo del escombro, inspirándose en el ready made de Duchamp o Rauschenberg. Reunir obras tan radicalmente opuestas lleva implícito el riesgo de que se nieguen a cohesionar hacia cualquier narrativa unitaria, un problema solventado en las salas mediante la mirada, la observación del lirismo que encierran los contrarios, una conversación conceptual entre construcción y ruina, memoria y antimonumento, que intenta dar respuesta a cuestiones relacionadas con el título de la exposición, el origen del universo y sobre cuáles son sus temas y objetos, dónde se relacionan y cómo se derrumban. Procesos que se acentúan en el singular Doble Espacio, desenlace del recorrido expositivo, con un metafórico final fundido en negro en el que descubrimos una selección de obras donde predomina el negro y el gris, representados en las piezas más antiguas de la muestra —El topiario de Perséfone y Última Arva I (1999) — y el tríptico Espejo II, I y III (2009), adentrándonos con ellas en una suerte de edén convertido en cenizas. El artista cierra así el relato, concretando en la materia la forma más frágil del universo, el orden de las primeras cosas.

Carlos León. El orden de las primeras cosas. Centro Galego de Arte Contemporánea (CGAC). Ramón del Valle Inclán, 2. Santiago de Compostela. Hasta el 1 de marzo.

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