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Shirley Collins, la reina del folk inglés, recobra la voz

Celebra sus 80 años con una gira, un disco con invitados y un documental

Shirley Collins, leyendo 'Folk Roots, New Routes'.
Shirley Collins, leyendo 'Folk Roots, New Routes'.Philip Ryalls (Redferns)

A Shirley Collins, la voz femenina más legendaria del folk británico, la han intentado silenciar en demasiadas ocasiones. Sin embargo, ahora que ha cumplido los 80 años, no se conforma con cuidar a sus nietos (a uno le ha dado por la música): mima su jardín, escribe su próximo libro, aguarda el estreno de un documental sobre su figura, escucha las mezclas del disco de tributo que saldrá en marzo, vuelve a dar conciertos y gira por toda Europa con unas conferencias en las que desgaja las más suculentas anécdotas de sus excursiones juveniles.

Explica el viaje que realizó con el legendario etnomusicólogo Alan Lomax (1915-2002) por el sur de Estados Unidos de julio a noviembre de 1959. Como una pareja de ornitólogos intentando capturar los gorjeos más exóticos de especies en peligro de extinción, cargaron sus grabadoras en una odisea que los llevó a Virginia, Kentucky, Alabama, Mississippi o Arkansas para documentar los cantos de abuelos que mascaban tabaco mientras tocaban el banjo en cobertizos, de presos en cadenas de trabajo, de comunidades ultrarreligiosas y de indios apalaches. “Fue maravilloso, menos cuando durante una misa multitudinaria en una montaña de Kentucky… ¡un predicador loco empezó a gritarnos a Alan y a mí que arderíamos en el infierno!”, recuerda.

El resultado, con hallazgos como el de Mississippi Fred McDowell, fue editado por Atlantic Records (algunas canciones reaparecerían en el filme O Brother!, de los Coen). Lomax quiso borrar de la fotografía a Collins cuando explicó la historia en su laureado libro The Land Where the Blues Began (National Book Critics Award de 1993). El autor le envió una copia a su exnovia con una generosa nota a mano en la que le agradecía los servicios prestados, pero en las tripas del tomo la presencia de Collins se reducía a un rácano: “Shirley Collins estaba por ahí en el viaje”. “Fue muy cruel, algo típico del chovinismo machista. Pero afortunadamente mi madre guardaba las cartas que yo le enviaba desde América… ¡así que tenía pruebas para mi libro!”. Publicada en 2004 la réplica, America Over the Water, acababa con la frase: “¿Que Collins estaba por ahí en el viaje? Bien, no es así como yo lo viví…”

Shirley Collins fue también silenciada en 1978, cuando su marido y también pareja artística Ashley Hutchings, de Fairport Convention, rompió con ella: “Perdí la confianza en mí misma como mujer y artista. Me dejó mientras trabajábamos en el National Theatre: fue demasiado público y doloroso”. El trauma se somatizó en una disfonía que no le permitió cantar durante décadas, así que se ovilló y se dedicó a trabajar “como ama de casa, como secretaria, como librera en el British Museum y hasta llevando una tienda de Oxfam en Brighton…”.

Sin embargo, los focos la reclaman ahora por su importantísimo legado, con cumbres como Folk Roots, New Routes, de 1964, piedra de toque en la fusión de folk y jazz, o Anthems in Eden, de 1969, puente entre instrumentos medievales y modernos.

Fue pareja de Alan Lomax en sus rutas etnomusicales, si bien este lo silenció

Por todo ello, Burning Bridges y Fifht Column Films preparan el documental The Ballad of Shirley Collins, arropado por un álbum de tributo, Shirley Collins Inspired, editado por Fire Records y en el que participarán estrellas actuales como Will Oldham, Kurt Vile o Graham Coxon (Blur). Y ella también ha recobrado la voz: “En los últimos seis meses he actuado tres veces en público por primera vez en tres décadas. Estoy un poco oxidada, pero sé cómo cantar”.

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