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OBITUARIOS

Joe Rígoli, el cómico que triunfó en las dos orillas

El humorista bonaerense nació pobre, disfrutó del éxito y falleció en la indigencia

Francisco Peregil

Era el clásico actor cómico que abría mucho los ojos, echaba la boca hacia un lado y acuñaba una frase que durante un tiempo la repetía casi todo el mundo. Se llamaba Jorge Alberto Ripoli (Buenos Aires, 1936) y lo conocían como Joe Rígoli. En las décadas de los sesenta y los setenta fue famoso en España y Argentina. En España la gente de más de 50 años aún puede recordarlo como el personaje Felipito Takatún y su coletilla de “yo… sigo” con la que triunfó en la televisión en blanco y negro. Y en Argentina participó en programas de televisión como Viendo a Biondi, La Tuerca, Los Libonatti y, finalmente, en 2006 actuó en la película infantil El ratón Pérez.

Se casó al menos cuatro veces, ganó tanto dinero como gastó y solo se arrepintió de abandonar la Casa del Teatro de Buenos Aires, una pensión para actores sin recursos económicos donde vivió hasta 2010. Aquel año regresó a España con su última pareja, una mujer 33 más joven. En España la cosa no le fue bien, regresó a Argentina y se separó de su esposa. Murió ayer en la indigencia, después de estar internado en un sanatorio de Mar del Plata, ciudad costera a 400 kilómetros de Buenos Aires, donde residió los últimos cuatro años.

Había nacido en un conventillo porteño, una de esas casas humildes donde cada cuarto lo alquila una familia y el baño suele ser compartido entre todos los inquilinos. A los 14 años trabajaba de acomodador en un circo. Cuando por fin le permitieron hacer de payaso en los carteles se equivocaron y en vez de poner Jorge pusieron Joe. Él se defendió de las bromas diciendo que ese era su nombre artístico.

En una entrevista memorable concedida el pasado noviembre al diario La Capital, de Mar del Plata, señaló: “El Joe me lo pusieron cuando me ofrecen un contrato importante por un año, con opción a dos, y me dijeron que quedaba mejor Joe Rígoli. Yo les dije que parecía el nombre de un mafioso de Chicago, pero cuando me dijeron cuánto iba a ganar, 120.000 pesos por mes el primer año [unos 12.000 euros actuales] y 150.000 el segundo, les dije: sí, póngame Joe, Beatriz Rígoli, pónganme Marta”.

Cuando Joe Rígoli concedió la entrevista vivía en un cuarto que le había dejado un amigo. “El cuarto es pequeño y huele a cigarrillo”, decía la periodista. En cuanto a la forma en la que se le fue escurriendo el dinero entre las manos, dijo: “Mirá, cuando la ganás fácil, la gastás fácil. Y regalé mucho, autos, departamentos a amigos, acá, en Europa…”.

Murió ayer en pleno verano austral en Mar del Plata, la ciudad donde veranean cientos de miles de porteños. Pero a él le hubiese gustado pasar sus últimos días en la ciudad donde nació, donde tenía sus cuatro esquinas, sus tres amigos y la Casa del Teatro donde un día se sintió amparado.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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