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La historia bárbara de ‘Relatos salvajes’

La obra de Szifrón está entre las cinco finalistas al Oscar a mejor filme de habla no inglesa El filme, el más visto de la historia de Argentina, está coproducido entre España y su país

Tommaso Koch
De izquierda a derecha, Julieta Zylberberg, Darío Grandinetti, Oscar Martínez, el director Damián Szifrón, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Rita Cortese, parte del equipo de 'Relatos salvajes'.
De izquierda a derecha, Julieta Zylberberg, Darío Grandinetti, Oscar Martínez, el director Damián Szifrón, Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia y Rita Cortese, parte del equipo de 'Relatos salvajes'.

Es una historia bárbara. Un director argentino célebre en su país, pero casi desconocido en el resto del mundo, rueda seis historias sobre qué pasaría si cediéramos al deseo de perder el control. La española El deseo, de los hermanos Almodóvar, coproduce la película. El filme llega a Cannes y logra aplausos y risas. Se estrena en Argentina y se convierte en la película más vista de su país. De paso, arrasa en los premios del cine argentino con 10 galardones. Y, desde este jueves, Relatos salvajes puede presumir también de estar entre las cinco finalistas para el Oscar a mejor película de habla no inglesa.

"Llevábamos mucho tiempo cortejando a Damian, desde su película Tiempo de valientes [2005]. Detectamos un gran talento, con una mente y una fabulación muy potentes, mucho gusto por el cine clásico y un extraordinario instinto musical", relata el productor Agustín Almodóvar. Finalmente, con Relatos salvajes ambos se dieron el "sí, quiero" y empezó un matrimonio más que feliz. "La película nos gustaba muchísimo, la veíamos como un retrato de lo peor de la condición humana, y por eso creo que se entiende en cualquier cultura. Aunque teníamos miedo, porque era un filme difícil de clasificar", añade el productor y hermano de Pedro Almodóvar. De hecho, resultó que sus temores tenían fundamentos.

"En 2013, hicimos preventas en el mercado de Cannes con el guion y apenas lo compró un pequeño país de los Balcanes. A muchos les interesaba la historia pero les provocaba dudas. Algunos la calificaban de antisistema, y querían verla antes", recuerda Almodóvar. Pero, en 2014, el resultado fue radicalmente distinto. Relatos salvajes arrasó en el mercado, todos querían comprarla y, para Francia y Alemania, hubo que hacer "casi una subasta", se ríe el productor. En el país transalpino, por cierto, el filme se acaba de estrenar con buenos resultados, según Almodóvar.

Ahora, productores y director tienen programado un viaje a Los Ángeles, porque, hace años, que para los Oscar una buena promoción cuenta al menos tanto como un buen filme. "Cada vez es más importante encontrarte con gente, motivar el voto. Se parece mucho a la política. Tienes que demostrar que te hace ilusión que apuesten por ti", cuenta Agustín Almodóvar. Puesto a identificar el mayor peligro en la gala, el productor elogia a sus contrincantes pero destaca a una, la que está en la boca de todos: "Perder porque gane Ida no sería nunca una deshonra. Me pareció maravillosa".

Relatos salvajes junta seis historias independientes entre sí que van desde dos conductores que se desafían en un duelo a muerte por la autopista hasta una boda que acaba en estallido de violencia. Hay espacio para la venganza de un ingeniero contra la administración pública que se obstina en llevarse su coche y para la de un tipo que decide hacérsela pagar a todos los que le han tratado mal en su vida, desde el colegio hasta su edad adulta.

“Cualquiera puede perder el control. Estamos a menudo ante el deseo de hacerlo, aunque luego pase pocas veces”, contaba Szifrón (Ramos Mejía, 1975) en el festival de Cannes. “Cuando leo en el diario algún suceso trágico nunca tengo la sensación de que el tipo que lo ha cometido sea ajeno a mí”, añadía. Con esta receta el director concibió unas 15 historias, pero acabó quedándose con las más salvajes.

Cuesta imaginar el entusiasmo que pueda tener ahora mismo el cineasta. El director ya parecía feliz y emocionado en La Croisette, solo con estar en el festival. Allí, con su habla aceleradísima, relataba que le gustan “las películas hechas desde el corazón, que no buscan ganarse un lugar entre los eruditos y están destinadas al público común”.

Desde luego, los espectadores han respondido a su receta, tanto en su país como fuera. A las pocas semanas de su estreno en Argentina, ya se había convertido en el filme nacional más visto de la historia de su país, al menos desde que en 1997 se empezaron a recopilar datos oficiales. En octubre, Relatos salvajes ya se había colado como sexto y más reciente miembro en el club de las películas que vendieron más de tres millones de entradas en Argentina. Y, en España, ha logrado más de 720.000 asistentes.

Un resultado tan convincente como para que El deseo siga pescando en Argentina y en el riesgo. De hecho, Agustín Almodóvar relata que están produciendo El clan, de Pablo Trapero. Y en primavera, será el turno de Zama, filme "muy arriesgado" de la también argentina Lucrecia Martel, sobre el final de la colonia española en el país sudamericano.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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