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Criatura virtual, actor real

Visita al estudio y taller de captura en movimiento dirigido por el actor Andy Serkis

Álvaro P. Ruiz de Elvira
Grabación en el estudio de Andy Serkis.
Grabación en el estudio de Andy Serkis.THE IMAGINARIUM

No es la tecnología, son las emociones. No son los efectos visuales, es la actuación. En el estudio londinense The Imaginarium están creando una parte del cine del futuro volviendo a lo elemental. Tienen apenas tres años de vida en el campo de la captura de movimiento, pero ya están inmersos en algunas de las mayores producciones actuales de Hollywood, como Los Vengadores o Star Wars. Y es que, pese a su corta vida, cuentan con los 15 años de experiencia del fundador de la empresa, el actor Andy Serkis. Desde que fue elegido para crear el alma y la voz del personaje de Gollum en El Señor de los Anillos, Serkis ha participado en la evolución de la forma de trabajar con personajes virtuales a través de sus actuaciones como King Kong o como el chimpancé humanizado César de la nueva franquicia de El planeta de los simios. Un trabajo por el que lleva meses luchando, junto a Fox, para que su actuación sea equiparable a la de cualquier intérprete y pueda optar algún día a un Oscar de actuación. El trabajo de Serkis y la defensa que hace de él se comprenden mejor con una visita a la compañía que ha fundado junto al productor Jonathan Cavendish en el corazón de los míticos estudios Ealing, al oeste de Londres.

Los Estudios Ealing son pequeños y acogedores. En la recepción hay galletas, fruta y chucherías para el que pase por allí, sea un técnico, una estrella de Hollywood, como ya lo es Serkis, o un periodista. Cualquiera se siente bienvenido en un sitio donde se lleva haciendo cine desde hace más de un siglo. Tuvo su momento álgido en la década posterior a la II Guerra Mundial, con comedias protagonizadas por Alec Guinness. En la actualidad se ruedan películas y series de televisión como Downton Abbey y acogen a los Imaginarium Studios, pioneros en Europa en el desarrollo de nuevas técnicas de captura de movimiento. Esta compañía, fundada en 2011, está bajo la tutela y el aura de Serkis y cuenta con la maestría de otros profesionales, como el director del estudio, Johl Garling, y el director de proyectos, Ants Farrell. Ambos reciben a EL PAÍS en la recepción de Ealing.

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A través de una doble puerta se accede al corazón de Imaginarium, una sala diáfana de 60 metros de ancho por 70 de largo y unos 12 de alto con las paredes cubiertas con telas blancas. En un lateral hay un puesto de control con una docena de ordenadores y en el centro un área de 8x12 metros, delimitada en el suelo con cinta azul, donde se trabaja con los actores. Alrededor, pegadas a las paredes de unas estructuras metálicas cuelgan 50 cámaras en tres niveles diferentes. “Usamos la tecnología para sacar lo mejor de la actuación del actor”, explican los responsables del estudio. Los actores llevan puesto un traje de licra con 60 marcadores reflectantes pegados con velcro. El medio centenar de objetivos, rodeado cada uno por un anillo de leds, dispara un rayo infrarrojo que rebota en cada sensor que lleva el actor. Toda la información se procesa en un ordenador para recrear un modelo en tres dimensiones. “Obtenemos una representación muy sencilla del esqueleto, como si fueran huesos. Eso lo pasamos por otro software en el que ponemos una capa nueva que podemos tratar a escala”, explican mientras muestran en una pantalla un ejemplo de un actor moviendo un personaje virtual que se asemeja a Godzilla. Aparte de la sala, el estudio cuenta con un vestuario, taller para crear la utilería, tres salas para los desarrolladores, programadores e informáticos y una green room o sala de espera para los actores.

Los intérpretes tienen que imaginar todo, pero pueden ver en tiempo real en una pantalla sus movimientos ya representados con una versión tosca de su personaje creada en el ordenador. “La idea es que los actores puedan estar en el escenario y verse a sí mismos llevar un personaje haciéndose una idea de los límites, ver cómo de grande son, cuanto pesan, lo rápido que se pueden mover”. Hasta hace poco estas secuencias se grababan en tres tomas diferentes. Pero todas estas técnicas, “que evolucionan a diario para estar a la altura del cine que se hace ahora”, según los técnicos del estudio, permiten a los actores interactuar a la vez. Se gana tiempo, el proceso es más artístico a nivel de actuación y se ahorran costes.

“El foco principal está en que los actores se concentren en actuar”, explican mientras recorremos el espacio dedicado a las grabaciones. “Por eso hacemos especial hincapié en la captura facial”. El actor lleva en el rostro muchos puntos de referencia que son registrados por una pequeña cámara que lleva anexa a un casco. El más mínimo gesto se refleja en el personaje creado por ordenador. Aquí es donde Serkis suele hacer más hincapié en la defensa de su trabajo como una actuación más. “No hay diferencia entre lo que Andy hace en el set vestido en un traje gris a lo que puede hacer un actor con una máscara o maquillaje”, defienden Garling y Farrell cuando se les pregunta por la posibilidad de que Serkis sea nominado a un Oscar.

Vídeo en el que se ve el estudio The Imaginarium. Edward, un niño de 10 años con fibrosis quística, amante de El Señor de los Anillos cumplió su deseso de concoer a Andy Serkis.

La única concesión a la ornamentación en el estudio son unas estatuas gigantes de los personajes de Tintín, película en la que Serkis interpretó al capitán Haddock. Al señalarlas dicen no poder confirmar si The Imaginarium participará en el rodaje de las dos películas que quedan por rodar: “Eso es territorio de Peter Jackson, todavía no hemos cerrado nada”. Aunque reconocen que están ansiosos de poder explicar al detalle todo lo que han hecho e innovado el último año para La Guerra de las Galaxias y Los Vengadores, dicen entre risas que no tienen autorización. Y menos aún hay forma de sacarles información de la que será la gran piedra de toque de la compañía, El libro de la selva, la primera película propia del estudio y que supone el debut como director de Serkis (que ya ejerció de director de la segunda unidad en El Hobbit). Se sabe que el actor interpretará al oso Baloo, y que le acompañarán grandes nombres como Christian Bale, Benedict Cumberbatch o Cate Blanchett. Lo que no cuentan es si se vestirán de licra, si registrarán solo los gestos faciales o si solo pondrán las voces y la captura del movimiento se hará con otros actores. El hecho de ver a estrellas de Hollywood trabajando de esta forma sería el impulso definitivo para que este tipo de interpretación sea mejor aceptada a nivel profesional.

Andy Serkis, el pasado julio en Madrid.
Andy Serkis, el pasado julio en Madrid.LUIS SEVILLANO

Lo que diferencia a The Imaginarium de otras compañías de captura de movimiento, como la que se fundó para Avatar (proyecto en el que Serkis participó aconsejando a los actores cómo moverse y cómo aprovechar mejor la técnica, aunque él no actuó), es que está dirigida por un actor que conoce el medio, que sabe cómo interactuar, pero que a la vez está al tanto de la parte tecnológica. Decía Georges Méliès que las películas tienen el poder de capturar los sueños. En The Imaginarium quieren capturar el cine a través de la imaginación con la vuelta a lo más básico: actuar con emociones.

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