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Lo que hay que torear en 2015

El año nuevo llega cargado de incógnitas sobre la fiesta de los toros

Antonio Lorca
Juan Del Álamo en la pasada Feria de San Isidro 2014.
Juan Del Álamo en la pasada Feria de San Isidro 2014.Luis Sevillano

El año nuevo va a tener mucho que torear; pero mucho. Se acaba de asomar por la puerta de toriles, y ya se ve que luce un trapío respetable, astifino de pitones, con aspecto fiero y ganas de pelea. Se ha frenado en la raya del tercio y mira con altivez a su alrededor. ¿Quién se atreverá a echarle el primer capote? ¿Será un toro bravo? ¿Acaso un marrajo? ¿Se irá al desolladero con las orejas colgando? ¿Habrá un triunfo emocionante? ¿Silencio, tal vez…? ¿Acaso, decepción…?

Lo que está claro es que el toro de 2015 llega cargado de incógnitas. O de compromisos. Abrumada por la crisis económica, la destaurinización de la sociedad y sus muchas debilidades internas, la fiesta encara un periodo que bien puede ser calificado de trascendental para su futuro. Dependerá de cómo sus responsables afronten esta difícil lidia para que el nuevo año suponga una vital recuperación o, por el contrario, agrave una dolencia que amenaza un triste final.

Seamos claros: o el espectáculo se renueva de arriba abajo o encarará sin remedio una lenta e inexorable agonía. La fiesta de los toros atraviesa momentos muy oscuros, y, prueba de ello, es que el público le está dando la espalda de manera constante. A la cada vez mayor sensibilidad social hacia el mundo animal (ya funciona en este país una emisora de radio -Radio Can- exclusivamente para perros) se une la crisis económica, la decadencia del toro, el complejo y la indiferencia de los políticos, los pliegos desorbitados, la irresponsabilidad vergonzosa de las figuras, el conservadurismo trasnochado de muchísimos ganaderos, empresarios y apoderados, la sensación permanente de fraude y la errónea idea periodística de que la ocultación de los males ayuda a su solución.

Las medidas que se deban adoptar pueden parecer sencillas, pero no lo son; quizá, porque el mal está muy extendido y no es posible arreglar en un año lo que hace décadas que no se atiende.

De todos modos, he aquí algunos puntos calientes que el toro del 2015 se ha encontrado ya sobre la mesa:

- En diciembre pasado, la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) tuvo la feliz idea de convocar a todos los sectores taurinos a una reunión en Sevilla para analizar el estado de la cuestión y ofrecer propuestas. Más de doscientos representantes acudieron a la cita, pero faltaron las llamadas figuras del toreo, salvo Perera, y los empresarios más importantes. Mala cosa e incompresible ausencia. Por otro lado, aún se está a la espera de que se hagan públicos los acuerdos; y ya es tarde porque día que transcurre, día que se pierde.

- Se supone que las cinco figuras que el año pasado vetaron a La Maestranza volverán en 2015 a la Feria de Abril. Ya quedó clara la postura de cada afectado y los empresarios han pedido perdón públicamente. Si aun así persisten en su actitud, apaga y vámonos. Sevilla no se sostiene otra temporada con los carteles de 2014.

- La Maestranza y las Ventas deben sorprender a la afición con innovaciones que inciten a pasar por taquilla. Ya no vale hacer lo mismo de siempre. Hay que motivar al cliente con ideas nuevas. Los carteles de toda la vida ya no interesan.

- Alguien deberá pensar en alguna ventaja para los espectadores. En esta época de vacas flacas, un tendido no puede seguir costando 80 euros en la Maestranza.

- Urge que los toreros nuevos tengan sitio en las ferias importantes. El escalafón necesita renovación. Todavía hay quien duda que Pepe Moral, Diego Urdiales o Juan del Álamo, por poner solo tres ejemplos, tendrán una buena contratación en Sevilla y Madrid. ¡Pero, bueno, habrá mayor desatino…!

- Hay que mostrar al toro, que lleva toda la vida encerrado y solo se le saca a la luz en los últimos veinte minutos de su vida. El gran público debe conocer al toro en el campo, las ventajas de la dehesa, la labor de los ganaderos y la supervivencia de un animal que existe para dar lustre a la tauromaquia, como la gallina sirve para hacer caldo, salvando las distancias.

- Y el Gobierno… Y el PSOE… ¡Qué vergüenza…! El Parlamento aprueba una ley taurina con los votos del PP, y el Gobierno permite que languidezca sola y descangallada. ¿Y el PSOE? Taurino en Andalucía por razones convenientes, pero apegado a la ambigüedad en el resto por razones ideológicas… Incomprensible… Mientras la política no cumpla con la ley -taurina, en este caso-, y no tenga complejo de dotarla presupuestariamente, como todas, no habrá solución.

- ¿Y cuándo el Tribunal Constitucional tendrá a bien decidir sobre el recurso de inconstitucionalidad que presentó el PP sobre la prohibición de los toros en Cataluña? El TC, otro que tal baila…

- Un recuerdo muy especial para David Mora y Posada de Maravillas (y para cualquier otro torero que ande en tareas de rehabilitación), convalecientes por su valentía vestidos de luces, con el deseo ferviente de que se les vuelva a ver pronto en una puerta de cuadrillas.

- Y un ruego final: olvídense de una vez por todas de los antitaurinos. Allá cada cual con sus creencias y sus conciencias. Los que amamos la fiesta de los toros no somos torturadores. Y punto.

 En fin, que son muchos los asuntos pendientes, y que es una quimera pensar que todos puedan encontrar una vía de solución en el año que comienza. Lo grave es que la enfermedad no admite demora. El toro de 2015 está ya en la plaza, y, a la fecha de estamos, nadie le ha echado un capote. Ojalá no nos arrepintamos de ello dentro de muy poco

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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