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El IVAM infló en más de un millón su número de visitantes

Ciscar daba datos que situaban al museo entre los de mayor asistencia del mundo

Exposición de Julian Opie, organizada en el IVAM en 2010.
Exposición de Julian Opie, organizada en el IVAM en 2010. TANIA CASTRO

Cuando el pasado 4 de abril, el vicepresidente del Gobierno valenciano, José Ciscar, anunció el cambio en la dirección el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), despidió a la entonces responsable, Consuelo Ciscar, elogiando su gestión al haber situado al museo en la sexta posición de los centros de arte contemporáneo del mundo con mayor afluencia de público en 2013, con 1.163.419 visitantes. El vicepresidente aludió a la clasificación anual publicada por la revista The Economist, entre otros medios, y confeccionada con los datos proporcionados por la dirección del centro valenciano, que posee una de las mejores colecciones de arte moderno y contemporáneo de España.

En realidad, el número fue notablemente inferior, 85.070 visitantes. Es decir, Ciscar, que estuvo una década al frente del museo, infló las cifras en más de un millón de asistentes. No sólo ese año. También en 2012, el museo hizo públicos 1.147.637 visitantes, cuando en verdad fueron 98.176; y en 2011, 1,1 millones, en vez de 109.938. Con estas estimaciones, el IVAM se consolidaba como el tercer museo con mayor afluencia de público de España, tras el Prado y el Reina Sofía.

En el resto de su mandato, las cifras aportadas, que nunca descendieron a pesar de las crisis que ha afectado profundamente a los museos, también difieren mucho de los números oficiales que ahora ha dado el IVAM a petición de este periódico. Desde el pasado mes de septiembre, el museo está dirigido por el profesor de Bellas Artes José Miguel García Cortés, tras ganar el primer concurso público para acceder al cargo rector. La Generalitat lo convocó con el objeto de pasar página de la discutida gestión de Ciscar, que salió del IVAM un mes antes de hacerse pública la condena de ocho años a su marido, el exconsejero de Cooperación, Rafael Blasco, por varios delitos en la gestión de ayudas públicas a países subdesarrollados.

¿Cómo se explican esas diferencias tan grandes de asistencia? Los cálculos de la etapa de Ciscar son estimaciones, no obedecen sólo al número de entradas vendidas o expedidas gratuitamente, como es habitual en otros museos, sino al recuento, a ojo de buen cubero, del público asistente a cualquier evento organizado en el museo o en su explanada, como los numerosos conciertos estivales para los que no era preciso entrada, otras actividades también gratuitas y eventos de todo tipo, desde desfiles de moda hasta performances gastronómicas.

También se computaban, en una práctica muy inusual, los visitantes a las exposiciones con fondos del IVAM en el exterior, según se explicaba desde del propio museo cuando los informadores expresaban su asombro por esas cifras millonarias de asistencia en una ciudad de tamaño medio como Valencia (800.000 habitantes), en la que se forman colas frente a los museos sobre todo ante exposiciones que exhiban obras del muy apreciado artista valenciano Joaquín Sorolla.

La actual dirección del museo declinó analizar esa diferencia abismal de cifras y aseguró que se limita a proporcionar la información oficial requerida a partir de 2002, año en que informatizó el sistema de entradas. En su contabilización no se incluyen ni apreciaciones ni eventos. Sí se distinguen tres conceptos: entradas vendidas o gratuitas, asistencia a talleres didácticos y actividades, como conferencias, con aforos limitados y controlados. Y a pesar de esta suma de conceptos, los registros oficiales de hoy no superan los 122.489 visitantes de 2008, el mejor ejercicio de asistencia de los últimos 13 años.

En los primeros años de su mandato, Ciscar sí distinguía entre los distintos conceptos. Con el paso del tiempo, la cifra se daba de manera más ambigua y global. Se destacaban las exposiciones con mayor éxito de público y los talleres infantiles, pero no se entraba oficialmente en detalles del cómputo. De tal manera que en las clasificaciones sobre afluencia en los museos que se elaboraban anualmente, el IVAM aparecía en un lugar muy destacado, por encima, por ejemplo, del Thyssen, cuando la pinacoteca madrileña exhibió en 2012 una de sus exposiciones con mayor éxito de público, la dedicada al artista estadounidense Edward Hopper, o del Guggenheim de Bilbao, en los dos últimos años. También la consejera de Cultura y portavoz de la Generalitat, María José Català, ha destacado públicamente los registros mundiales del IVAM, si bien fue ella la encargada de enseñarle la salida a Ciscar en abril en una visita inesperada al museo, mientras el vicepresidente se disponía a anunciar el cambio.

Consuelo Ciscar no quiso ayer realizar ninguna declaración a este diario sobre esa diferencia de público y se remitió a la respuesta que ha de dar la Generalitat a una pregunta parlamentaria formulada por el grupo socialista de las Cortes valencianas sobre la asistencia de visitantes al IVAM.

A la espera de esa respuesta, el portavoz de Cultura del PSPV-PSOE, Juan Soto, denunció esta semana que los datos del museo podrían estar “gravemente manipulados y falseados”, al “multiplicar por diez los visitantes reales de la última década”.

Su denuncia se sustentaba en el análisis de “los datos de recaudación que aparece en la Cuenta General de 2013” de la Generalitat, datos que “son incompatibles con la cifra oficial de visitantes”, según Soto. El diputado señaló que en 2012 se registraron 40.623 euros de recaudación por venta de entradas y, al año siguiente, 34.613 euros. En ambos años hubo más de un millón de visitantes, según la estimación.

Estos números “no cuadran con las cifras de visitantes”, advirtió el diputado, de no ser que “más del 90% de los visitantes hubieran entrado sin pagar y las colas hubieran sido interminables y permanentes en los exteriores del IVAM”, añadió.

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