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El hombre que fue jueves
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sabiduría de Servillo

El actor italiano ha realizado trescientas cincuenta funciones de la obra 'Le voci di dentro'

Marcos Ordóñez
De izquierda a derecha, Peppe Servillo y Toni Servillo en la obra de teatro 'Le voci di dentro'.
De izquierda a derecha, Peppe Servillo y Toni Servillo en la obra de teatro 'Le voci di dentro'.Fabio Esposito

Tras la función del viernes de Le voci di dentro en el Lliure (exitazo, entradas agotadas los cuatro días), Toni Servillo conversó con Lluís Pasqual durante una hora: regalo inesperado y generoso. Tomé algunas notas, a vuelapluma: disculpen las posibles imprecisiones. Me sentía como un alumno de Jouvet en el Conservatorio, o de Gassman en la Bottega de Florencia. Claridad didáctica, fulguración intelectual y apasionada.

Sobre teatro y cine. “En el teatro no me veo: hago ver. En el cine no quiero verme. Pienso: 'Cómo he envejecido' o 'qué mal estaba entonces”. En cine he hecho veintitantas películas, pero de Le voci di dentro llevo trescientas cincuenta funciones. El cine me ha acercado a mucha gente y me ha dado enormes satisfacciones, pero el teatro es mi vida, mi día a día. Con el teatro tengo una relación íntima: es la voz del “nosotros”. En el cine manda el director, en el teatro mandan los actores”.

Novedad. “No pretendo renovar los textos. Para mí, la novedad está en el repertorio elegido y, sobre todo, en la convicción de que cada noche ha de ser como si hiciéramos la función por vez primera. Eso requiere un trabajo de equipo, una disciplina, un adiestramiento cotidiano. Mi papel es, por así decirlo, el de un primer violín en una espléndida sección de cuerda que ha de hacer resonar una partitura. Descubrimos la obra cada noche, escena por escena, y verificamos la frescura del texto con el público”.

Público. “El ensayo es la organización del material, pero cuando el espectáculo empieza a vivir es cuando camina ante los espectadores. Somos las piernas del espectáculo, ganamos velocidad y seguridad ante ellos. El teatro solo funciona cuando lo que sugieren los intérpretes es recogido y devuelto por el público. Cuando un director intenta “explicar” esa sugerencia, no está haciendo teatro. A veces se intenta “explicar” por timidez, pero hay mucha gente que trata de imponerlo, de modo violento”.

Personaje. “Yo empiezo a entender un personaje cuando lo he interpretado muchas veces. El personaje es una creación poética, no una persona. Las personas son los actores, y el personaje solo existe en el momento en que lo interpretamos. No se trata de hacer tuya su complejidad, sino de lograr transmitir esa complejidad al público. Todo lo que es silencioso en un texto, el actor ha de hacerlo palpitante”.

Eduardo de Filippo. “Interpretar a Eduardo es pura felicidad: la lengua convertida en fiesta dramática. Como Molière, cristalizó las fuerzas del actor, del autor, del director de troupe. Hijo de la comedia del arte, de Goldoni, de Scarpetta, tomó la metafísica de Pirandello y la hizo más viva, más concreta, plenamente popular, retratando las preocupaciones de la sociedad de su tiempo, de los cuarenta a los setenta. Su obra comparte muchas interrogaciones del teatro del absurdo, pero ha resistido muchísimo mejor el paso del tiempo, porque tenía siempre presente al público. Su revolución como actor: máxima emoción con máxima contención. No es extraño que los grandes actores ingleses conectaran tan bien con su teatro. Olivier hizo Sábado, domingo y lunes y Filumena Marturano; Ralph Richardson encarnó a Alberto Saporito, el personaje que yo hago en Le voci di dentro”.

Nápoles. “Es una comédie française en plein air. Extraordinaria, nobilísima tradición literaria y filosófica del arte y del espectáculo. La ironía del napolitano es la sonrisa de la desesperación”.

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