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El espíritu de las navidades musicales

‘Swing Christmas’, disco con 14 temas, a partir del domingo 21 por 9,95 euros con EL PAÍS

De haber existido la música grabada en la época victoriana, tal vez a Charles Dickens le habría bastado con un buen villancico de Bing Crosby para convencer al señor Scrooge de que la Navidad merecía algo más que un "¡Bah! ¡Paparruchas!". Pero dado que el bueno de Bing no había nacido cuando el escritor creó Cuento de Navidad hace 171 años, no quedó más remedio que acudir al viejo truco de los fantasmas pasados, presentes y futuros.

White Christmas, de Crosby, es uno de los 14 temas escogidos por EL PAÍS para un disco recopilatorio que se venderá con el diario a partir del domingo 21 por 9,95 euros. Y la elección se antoja, desde luego, lógica; la canción, escrita por el gran Irving Berlin en 1940 en un lugar tan improbablemente invernal como una piscina de Arizona, se convertiría dos años después en la voz de de Crosby en la canción navideña más famosa de todos los tiempos (y el sencillo más vendido también, con 50 millones de copias, según el Libro Guinness de los Records).

La pareja formada por compositor e intérprete fijaría una fórmula (también en una película, de 1954, dirigida por Michael Curtiz) que ha permanecido inalterable en lo básico desde entonces. Optimismo a raudales, letras para reconciliarse con la condición humana, un toque de sofisticación y la celebración de lo, según se mire, difícil de celebrar; el frío, la nieve, las reuniones familiares o los días tan cortos como las mangas del traje del Santa Claus de la esquina.

El esquema se repite en las canciones recogidas en el disco, del mismo modo en que se suceden todos los reconfortantes tópicos que, como los fantasmas de Dickens, nos visitan cada año por estas fechas. Está el tipo al que no le importa que nieve sin parar mientras no se apague el fuego de la chimenea (en este caso, Jamie Cullum), la madre que besa a Santa Claus y es sorprendida por su hijo (I saw Mommy Kissing Santa Claus, interpretada por Amy Winehouse) o Frosty the Snowman, ese muñeco de nieve que, como bien saben los niños, es muy capaz de “volver a la vida”, aunque en la voz de Ella Fitzgerald se antoje más bien con poder para derretir los cascotes polares.

El tema se publicó en Ella Wishes you a Swinging Christmas, disco navideño grabado por la cantante en 1960 con la ayuda de Frank de Vol. Fitzgerald no fue, ni mucho menos, la única artista que halló un filón (de cara a la campaña a de fin de año, obviamente) en armar una lista de Christmas favorites, hacer el ridículo más navideño posible en la portada (siempre mejor con un gorro de Papá Noel) y dar rienda suelta a sus buenos deseos de adviento solo o acompañado; si hay algo que gusta más al ejecutivo de una multinacional que un disco navideño o un álbum de duetos es un disco de duetos navideños.

Tanto es así, que en la era previa al desencanto pop se acaba antes nombrando a las estrellas que no sucumbieron al disco de villancicos que a aquellas que sí lo hicieron, siempre con la ayuda de algunos de los mejores letristas y orquestas del negocio. Louis Armstrong, Perry Como, Nancy Wilson, Willie Nelson, Roy Orbison, Dean Martin o, por supuesto, Tony Bennett, todos incluidos en esta recopilación, forman parte de una lista que completan otras leyendas, como Elvis Presley, Nat King Cole, James Brown, Johnny Cash o Frank Sinatra.

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