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¿Matar hormigas es cruel?

Un libro-caja indaga, mediante el juego y preguntas inofensivas, en torno a la crueldad

Ilustración del libro 'Mundo cruel'
Ilustración del libro 'Mundo cruel'

La crueldad es un tema habitual de la literatura infantil: niños abandonados, lobos hambrientos, padres violentos, madrastras sanguinarias, hermanos celosos… Es normal: nacemos, vivimos, gozamos y sufrimos en un mundo cruel y los niños ven el mundo como es, y lo entienden igual que nosotros lo entendemos; es decir, no mucho. Pero en la oscuridad brillan las pequeñas luces, y una filósofa, una ilustradora y una editora acaban de lanzar su propuesta para hablar sobre la crueldad, jugando. Se llama Mundo cruel y funciona como una modernísima caja de Pandora, repleta de preguntas diminutas e inofensivas: ¿matar hormigas te parece cruel? ¿Es cruel obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer? (como bañarse). ¿Debería permitirse a los extraterrestres tener a humanos en jaulas? ¿Qué te haría sentir más culpable, matar a un perro o a un caracol por accidente? Si el cazador matara a Blancanieves, ¿quién sería responsable de su muerte? ¿El cazador o la reina?… Preguntas que provocan reflexiones nada inocentes: ¿hay vidas que valen más que otras? ¿Tiene sentido castigar la crueldad con más crueldad? ¿Matar forma parte de la vida? ¿Es posible ser cruel sin proponérselo? ¿Hay veces en las que ser cruel puede resultar divertido? ¿Son a veces necesarios los castigos? ¿Cómo decidimos lo que es aceptable y lo que no es aceptable como castigo?…

"Abre, mira, piensa", dice un lateral de la caja que contiene Mundo cruel. Falta añadir, pues está presente desde la propia presentación: ¡juega! La narración sale de su formato, se abre, fragmenta y fluye, creando una nueva y apasionante secuencia narrativa. En 14 láminas se dibuja una cartografía de la crueldad a partir de escenas cotidianas en la vida de un niño; es decir, en la vida de todos nosotros. Como si fuesen las cartas de una baraja, cada lámina ilustra una escena y por detrás, en bocadillos negros como en los cómics y tebeos, plantea varias preguntas. Situaciones frecuentes, como dejar al perro solo en casa durante todo el día, dan pie a cuestiones muy sencillas que contienen temas muy complejos: ¿es cruel hacer vivir a un perro grande en un apartamento? Llamamos a las personas que tienen mascotas sus “dueños”, ¿pueden ser dueñas unas personas de otras?, ¿los padres son dueños de sus hijos?…

Si el cazador matara a Blancanieves, ¿quién sería responsable de su muerte? ¿El cazador o la reina?

Como si fuese un libro de páginas sueltas, las catorce láminas se pueden ordenar como cada cual desee. La caja contiene además tres láminas preparadas para que el lector cree sus propias escenas de Mundo cruel. Hay otra lámina en la que se propone al lector, entre otras cosas, convertirse en "reportero de la crueldad" y entrevistar a la abuela, al carnicero o a la novia del hermano para saber, por ejemplo, si piensan que la crueldad puede estar justificada. Y se incluye de regalo un cartel fantástico y extraordinario, que parece un moderno guiño a El jardín de las delicias, de El Bosco. La fantasía, decía Sendak, es el núcleo de toda la escritura para niños, como lo es de la escritura de cualquier libro, de cualquier acto creativo, quizás del acto de vivir.

Las autoras de Mundo cruel, la filósofa, la ilustradora y la editora, lo llaman "filosofía visual para niños (y no tan niños)". Este es el primer título de una colección a la que han bautizado con un nombre inglés, Wonder Ponder, que contiene los dos conceptos básicos del proyecto: asombrarse y reflexionar. Y, por supuesto, jugar. Las tres conciben el libro como un objeto transformable y transformador. Si Mundo cruel resulta tan impactante y divertido, si combina tan sabiamente lo lúdico y el horror, si se mueve con tanta facilidad de un ámbito a otro, es porque sus autoras miran el mundo desde los ojos de los niños. Ellen Duthie, Daniela Martagón y Raquel Martínez eligieron el 20 de noviembre, Día Mundial de la Filosofía, para publicar Mundo cruel en español y en inglés: Cruelty Bites. Le seguirán otros títulos sobre la identidad personal y las diferencias entre personas y robots; sobre lo posible y lo imposible; sobre la libertad; sobre la realidad, la imaginación y el sueño, y sobre la felicidad y el sentido de la vida.

Mundo cruel. Ellen Duthie & Daniela Martagón. Wonder Ponder. Madrid, 2014. 17,95 euros

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