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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Monstruo

A ese monstruo fabricado alrededor del terrorismo se ha sumado recientemente la obsesión por morder a Podemos

David Trueba

Los partidos en el Gobierno son devorados por su discurso cuando eran opositores. Suena a maldición, pero así de atravesada es la política. Desde la oposición, Rajoy fabricó un monstruo con el que atacar a Zapatero a costa de la negociación con ETA. Se dirigieron contra la acción de gobierno los peores calificativos que se escucharon con respecto a la lucha contra el terrorismo en toda la democracia. Se les llamó cómplices de los asesinos, se denunció cada excarcelación y se movilizó a las víctimas para aprisionar a un poder que la economía tumbaría de inmediato cuando pintó en bastos. Pero ya en el comienzo de su legislatura, Rajoy tuvo que afrontar la excarcelación de Bolinaga por razón de enfermedad y tragó su propia medicina.

Logra mantener en la cárcel a Arnaldo Otegi, en un movimiento erróneo de cara al futuro político vasco, pero el Gobierno no puede interferir del todo en las normas carcelarias, por más que presuma de hacerlo cuando está en la oposición. La excarcelación de Santi Potros y el acercamiento de presos llegan sin una pedagogía hecha en tiempos de oposición, sino despertando a la fiera que se alimentó con toda la demagogia disponible. Aviso, pues, para la oposición que alimenta el sueño de llegar al poder: más vale ser prudente que masticar tus propias pedradas. Para los que no aspiran a llegar de inmediato al poder queda, para ellos sí, una impunidad en la que refocilarse. Adelante.

A ese monstruo fabricado alrededor del terrorismo, que llegó a amenazar la unidad democrática contra el asesinato, se ha sumado recientemente la obsesión por morder a Podemos. No importa que sus miembros hayan carecido de poder ni representación; se les prejuzga con una contundencia que es fallida, porque el espectador de los medios solo percibe ganas de dañar y un desesperado ataque sin excesivo fundamento. Por ahí se equivocó Sergio Martín, tantas veces acertado, en su entrevista a Pablo Iglesias y naufragan aquellos periodistas que apuestan a ese número la crítica a la nueva oposición.

El líder de Podemos sabe defenderse de un ataque más furioso que razonable y hasta ganar puntos con él. Otro es el flanco que desnudar de un partido en oposición, aunque el verdadero nudismo se alcanza con el poder.

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