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“No he creado mis obras para que se consideren arte”

Shigeru Miyamoto, padre de Super Mario, dirige a su primer cortometraje cinematográfico

Shigeru Miyamoto.
Shigeru Miyamoto.

Amarilla. Azul. Roja. Tres cabezas asoman por el quicio de una puerta. Miran fijamente a un hombrecillo enfundado en un traje de astronauta que vierte un denso líquido color frambuesa. Ese diminuto ser es el Capitán Olimar y quienes lo observan, tres pikmin. Los personajes de ese irreal y colorido mundo que es el videojuego de Nintendo creado por Shigeru Miyamoto, se han independizado. Vuelan libres. El padre de Super Mario Bros se ha zambullido en el mundo del cine con tres cortos de animación, Pikmin short movies, que presentó en el último Festival Internacional de Cine de Tokio.

“Hay cosas que no podemos expresar en su totalidad usando los videojuegos, como ha ocurrido con estos cortos. Siempre estoy interesado en otras formas de expresión si ofrecen la posibilidad de expandir el mundo de los videojuegos”, explica Shigeru Miyamoto (Sonobe, 1952).

Los pequeños entes de aspecto gomoso protagonizan tres historias llenas de referencias a otros títulos de la casa. Corren, tienen miedo, se preocupan, ríen, crean estrategias, se bañan en barro. Y lo hacen solos. Detrás, no hay ningún jugador que los controle. Nadie que pulse una flecha que marca una dirección. “El jugador no puede controlarlos. Una especie de animales de compañía, esa sería quizá una buena manera de describir lo que los pikmin significan para el jugador”.

Que Miyamoto se pase ahora al cine no debe encender las alarmas del amante de los videojuegos. Al menos, de momento. “No tengo planes para hacer un largometraje”, afirma el creador de mitos como Mario o Zelda y ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2012. Esta excursión al séptimo arte desde el décimo es más bien para cumplir con un capricho de juventud, con lo que el Miyamoto chaval fabulaba que sería el Miyamoto adulto: “Cuando por fin comencé a crear estos cortometrajes, me di cuenta de que estaba experimentando algo similar a lo que ansiaba en mi niñez, convertirme en un artista de animación manga y en un guionista de guiñol”.

Los videojuegos están cada vez más cerca del centro de la cultura”

Sin embargo, Miyamoto se contradice inmediatamente cuando llega el punto sensible que sigue teniendo el videojuego. ¿Son o no son un arte? Miyamoto es tajante: “En lo que a mí respecta, nunca he creado videojuegos con la intención de que sean reconocidos como arte”. Aunque el autor matiza, consciente de cuál es el clima del debate actualmente: “Los videojuegos ahora se han incorporado a la vida diaria de muchas personas, así que podría decirse que los videojuegos están cada vez más cerca del centro de la cultura”. Suena a declaración de principios de su compañía, Nintendo, pues los también creadores de Pokémon dieron respuesta análoga a la misma cuestión en una entrevista a EL PAÍS.

Que de pronto Nintendo dé un paso a uno de los bastiones del cine actual, la animación, no es baladí. La compañía afrontó el último año la mayor crisis de su historia. Pérdidas de cientos de millones de euros en tres cuatrimestres consecutivos y múltiples artículos anticipando su canto del cisne en prensa especializada y generalista. Y sin embargo, los últimos resultados de la compañía han ofrecido unos inesperados beneficios.

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Como principal figura de su compañía, Miyamoto dice que “Nintendo siempre ha sido también una compañía de juguetes”. Pero el cambio de filosofía de esta marca que ha vendido más de 4.000 millones de videojuegos y más de 600 millones de consolas parece anticipar un cambio en profundidad: “El entretenimiento interactivo aún tiene muchas posibilidades que no se han tocado. Y Nintendo será la compañía que siempre creerá que su misión es crear entretenimiento sin precedentes”. Parte de este cambio ya se palpa. No solo los cortometrajes de Pikmin, sino también las figuras amiibo, muñecos de sus personajes más populares como Mario o Pikachu, que tienen un chip para conectarse a sus consolas y juegos.

A pesar de llevar 35 años en el negocio, Miyamoto quiere continuar siendo quien siga llevando la batuta del videojuego, de lo que es y de lo que será: “A los 60, he podido ponerme al frente de la producción de una película por primera vez. Si sigo recibiendo estímulos frescos, espero poder involucrarme en la creación de formas de entretenimiento completamente nuevas tanto tiempo como sea posible”.

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