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EN LA MUERTE DE MIKE NICHOLS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un rey de Broadway

Marcos Ordóñez
Mike Nichols, a su llegada a la ceremonia de los Tony en 2005.
Mike Nichols, a su llegada a la ceremonia de los Tony en 2005. PETER FOLEY (EFE)

Aunque muchos le recordarán por sus películas, Mike Nichols fue también un gran hombre de teatro. Comenzó como actor en Chicago, a finales de los cincuenta, formando una recordadísima pareja cómica con Elaine May, imbatibles en nightclubs, radio y televisión. Grabaron también varios discos con sus shows y permanecieron un año en cartel, en el John Golden Theatre, con An Evening with Mike Nichols and Elaine May. Muchos años más tarde, Elaine May escribiría para él los guiones de Una jaula de grillos (1996), la estupenda versión americana de La jaula de las locas, y Primary Colors(1998).

En 1963, Nichols se lanzó a la dirección teatral y obtuvo un enorme éxito en Broadway con Descalzos por el parque, con Robert Redford y Elizabeth Ashley, que sobrepasó las 1.500 funciones. Acogido como el sucesor de George S. Kaufman, hasta entonces el Midas de la comedia, firmó las puestas de los grandes triunfos de Neil Simon en la década de los sesenta: La extraña pareja (1965/66), con Art Carney y Walter Matthau; Plaza Suite (1968/70), con George C. Scott y Maureen Stapleton, y El prisionero de la Segunda Avenida (1971/73), con Peter Falk y Lee Grant.

En 1977 arrasa de nuevo (esta vez como productor) con el musical Annie, con Andrea McArdle y Dorothy Loudon, dirigido por Martin Charnin, en cartel hasta 1983, y vuelve a descollar, ahora en el campo de la comedia sofisticada, con The Real Thing (1984/85), de Tom Stoppard, protagonizada por Glenn Close y Jeremy Irons, y en el drama con Hurlyburly (1984), de David Rabe, que curiosamente coincidieron en dos escenarios de Broadway a pocas manzanas de distancia.

En la década de los noventa vuelve a llamar a Glenn Close para La muerte y la doncella (1992), de Ariel Dorfman, al frente de un trío estelar que completan Gene Hackman y Richard Dreyfuss. En 2005 firma el montaje americano de Spamalot, de Monty Python, con un reparto encabezado por Hank Azaria, Tim Curry y David Hyde Pierce, que alcanzará las 1.575 representaciones en el Shubert Theatre. En 2012 dirigió un revival de Muerte de un viajante, de Arthur Miller, con celebrados trabajos de Philip Seymour Hoffman y Linda Eamond pero corta permanencia en el Ethel Barrymore Theatre, y algo similar sucedió (esta vez por compromisos de sus protagonistas, Daniel Craig, Rachel Weisz y Rafe Spall) con la reposición de Traición, de Harold Pinter, de octubre de 2013 a enero de 2014 en el mismo lugar.

Hay que señalar también que Mike Nichols realizó en 2003 una espléndida versión televisiva, en formato de miniserie (que se llevó once emmys), de Ángeles en América, de Tony Kushner, con un repartazo encabezado por Al Pacino, Meryl Streep, Justin Kirk y Jeffrey Wright. Volvió a la escena como actor en contadas ocasiones, pero siempre dejando huella: recuerdo ahora su escalofriante rol de sonriente desalmado en The Designated Mourner, de Wallace Shawn, que interpretó en el Cottesloe (NT) londinense en 1996, con Miranda Richardson y David De Keyser, a las órdenes de David Hare. (Vale la pena repescar ese trabajo, porque se editó en DVD).

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