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Muere Mike Nichols, el director de ‘El graduado’

El cineasta, autor de '¿Quién teme a Virginia Woolf?', nacido en Berlín, fallece a los 83 años

El director Mike Nichols, en el rodaje de 'Trampa 22', en 1970.
El director Mike Nichols, en el rodaje de 'Trampa 22', en 1970.cordon press

El presidente de ABC News, James Goldston, ha sido la voz que ha anunciado la muerte del oscarizado cineasta Mike Nichols a los 83 años por un paro cardiaco el pasado miércoles. "Fue un verdadero visionario, ganó los premios más importantes del sector por su trabajo como director, escritor, productor y cómico y fue uno de los pocos que se hizo con un Emmy, un Grammy, un Oscar y un premio Tony a lo largo de su carrera", afirmó Goldston en el comunicado, "tenía un ingenio chispeante y una mente brillante".

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Apasionado en su trabajo, Nichols, de origen judío, nació en Berlín en 1931, pero su familia huyó a Nueva York en 1939. Hombre de teatro y ex actor, llegó a América sin casi hablar inglés, pero nunca fue un problema. Se graduó de la Escuela de Walden (Nueva York), y empezó a sumergirse en el teatro mientras asistía a la Universidad de Chicago para estudiar medicina, eran los 50. Entre bisturíes y batas encontró su verdadera vocación: la comedia. Se unió a una compañía de esa misma ciudad y se asoció con la artista Elaine May. El dúo ganó popularidad nacional y se consolidó como dúo innovador de la comedia en Estados Unidos.

Fue su visión al otro lado de la cámara lo que le dio un nombre en las más altas esferas de Hollywood: ganó  un Oscar en 1967 por El graduado, y estuvo tres veces nominado por Armas de mujer (1988), Silkwood (1983) y ¿Quién teme a Virginia Wolf? (1966). Por todos esos títulos se le recuerda:¿Quién no tiene en la memoria a esa Sigourney Weaver enfundada en una bata roja y la pierna enfundada en yeso? ¿O a Martha y George, ese matrimonio perdido en la teleraña de dos décadas juntos?.

Sin embargo, fue esa historia entre Dustin Hoffman y Anne Bancroft quien lo consagraría. El éxito de esa Mrs. Robinson, inundada bajo sus frustraciones por el alcohol; el jovencísimo Hoffman, quien ya nunca abandonó su estatus; y una potente banda sonora con los acordes de Simon y Garfunkel. La historia se adentró sin miedo en las relaciones sexuales de una mujer adulta con un joven confundido y desorientado, hijo de un socio de su marido, que no sabe cómo afrontar su futuro y salir del cascarón de una familia rica y conservadora que sólo busca el éxito profesional para su hijo. Puede parecer una historia más hoy, pero era 1967.

Atrevimientos como ese lo ayudaron a arrollar en una carrera triunfal durante más de seis décadas. Su firma está detrás de algunas de las obras más emblemáticas del cine, la televisión y el teatro estadounidense; Broadway también le hizo alguna que otra reverencia con Descalzos por el parque o La vieja pareja.

La guerra de Charlie Wilson fue su último trabajo como director en 2007, junto a Julia Roberts y el también ya desaparecido Philip Seymour Hoffman; en teatro, Hoffman también le acompañó. El dramaturgo obtuvo un Tony hace dos años por su versión de La muerte de un viajante, de Arthur Miller, una certera obra universal con la que Miller ganó un Pulitzer. Se dijo de esa versión que podría estar entre las mejores de todas las que se han subido a las tablas en Broadway.

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