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crítica | el amor es extraño
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La relevancia de lo natural

Ira Sachs ha compuesto una película sobre la dificultad para convivir bajo un mismo techo, aunque sea entre personas que se quieren

Javier Ocaña
John Lithgow y Alfred Molina, en 'El amor es extraño'.
John Lithgow y Alfred Molina, en 'El amor es extraño'.

Que dos personas enamoradas lleven 39 años de vida conjunta es un hecho irrelevante, por natural, que quizá en un mundo como el actual se ha convertido en relevante, por poco habitual. Que esas dos personas puedan casarse tras esa pila de tiempo de convivencia gracias a una nueva ley que permite el matrimonio homosexual es un hecho relevante, en lo social, que parte de un hecho irrelevante, por habitual: el amor, sea de la condición que sea. Que esa firma, que ese contrato legal, lleve a uno de ellos al paro a causa del componente homosexual, y con ello a la crisis económica y a una serie de problemáticas cotidianas ancladas en lo hogareño, lo sentimental y lo amistoso es un hecho enormemente relevante. Aunque lo sorprendente, y estupendo, es que el director y guionista que ha descrito este panorama en los primeros minutos de El amor es extraño decida a partir de ahí convertir en irrelevante que esos dos seres que se aman sean hombres, para con ello llegar a un hecho relevante: la naturalidad con la que debería verse que dos personas del mismo sexo se adoren.

A través de una hermosa fotografía, tanto en interiores como en exteriores, y de una elegante puesta en escena, de las que no se notan, pero que engrandecen cada secuencia por su gusto para el encuadre, Ira Sachs ha compuesto una película sobre la dificultad para convivir bajo un mismo techo, aunque sea entre personas que se quieren: marido y mujer, estos con los hijos, y todos ellos con un recién llegado. Una obra profundamente neoyorquina que, además, juega bien con el concepto del fuera de campo y que contiene una preciosa elipsis (clásica, con fundido a negro, pero inesperada, por el momento) que aglutina un conjunto en el que relucen las interpretaciones de John Lithgow y Alfred Molina: sus miradas, sus sonrisas, sus besos, su delicadeza, su complicidad. Y así, de un modo irrelevante para alcanzar la relevancia, componer algo que parece pasado de moda pero que es imperecedero: una bonita película.

EL AMOR ES EXTRAÑO

Dirección: Ira Sachs.

Intérpretes: John Lithgow, Alfred Molina, Marisa Tomei, Charlie Tahan, Cheyenne Jackson.

Género: drama. EE UU, 2014.

Duración: 100 minutos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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