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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los ‘biopic’

Aunque es muy frecuentado y elogiado, el 'biopic' es un género esclerótico, entendido como tal el embotamiento de las funciones narrativas más brillantes

David Trueba
Una imagen de la miniserie 'El Rey'
Una imagen de la miniserie 'El Rey'

El biopic es un género de ficción que se inspira en la biografía de personas reales. Aunque es muy frecuentado y elogiado y recibe, sobre todo, numerosos premios de interpretación, es un género esclerótico, entendido como tal el embotamiento de las funciones narrativas más brillantes. El origen del biopic podría remontarse a La odisea, pero la aparición de los grandes historiadores restringió su valor docente y conminó a los narradores a explorar las ilimitadas posibilidades de la ficción. Todo esto viene a cuenta de la nueva miniserie sobre la sucesión entre don Juan y el rey Juan Carlos I. El monarca, que capitaneó la Transición democrática, puede medirse ya con Carlos III y Alfonso XII como los más evocados por el biopic. Aún no alcanza las cotas de Isabel de Castilla y Juana La Loca, verdaderos personajes de la ficción española de base real, pero su abdicación en una apuesta decidida a favor de la vida privada lo convertirán, sin duda, en un filón que ninguna televisión comercial va a dejar descansar en los próximos años.

Podría bastar el ejemplo de Ciudadano Kane para evidenciar las limitaciones del biopic. Orson Welles y su guionista Herman Mankiewicz utilizaron a un personaje de ficción, Charles Foster Kane, para contar más y mejor la aventura personal de un trasunto real, el magnate William Randolph Hearst. Nunca, ni las biografías ni las pretendidas recreaciones de la vida real de esta persona, alcanzaron la complejidad y la precisión del retrato de ficción. Pero si aún no fuera suficiente, podríamos echar un vistazo a la historia de la gran literatura y reconocer que personajes como Celestina, Alonso Quijano, Hamlet, Emma Bovary, Jacques y su criado, Julien Sorel, Humbert Humbert o Arcadio Buendía resultan inalcanzables en riqueza, evocación, sugerencia, trascendencia y verdad por cualquiera de los intentos de biopic novelados desde el Mío Cid a nuestros días.

En el cine, Charlot, C. C. Baxter, Antoine Doinel, Michael Corleone, el doctor Isak Borg y don Anselmo Proharán siguen más vivos al día de hoy que los biopics de Charles Chaplin, Gandhi, Mandela, Goya o Napoleón. En lo que se traduce como la mayor lección de humildad que las personas reales sufren frente a los grandes personajes de la ficción cuando se trata de ser contado narrativamente.

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