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Tres poemas inéditos de Adonis

México protagoniza 'Zócalo', el nuevo libro del escritor sirio que se publica el mes que viene

Zócalo. Ese, directamente en español, es el título del último libro de Adonis, que el día 6 de octubre publicará la editorial Vaso Roto en traducción de Clara Janés. Fruto de un viaje a México en abril de 2012, los poemas en prosa que lo forman son a la vez un ejercicio de admiración y de reflexión en el que el poeta sirio no pierde de vista su propio origen. “Lejos de pasar revista a los estereotipos de lo mexicano o de capturar postales líricas”, escribe en el prólogo el escritor mexicano Ernesto Lumbreras, “el ojo y el pensamiento que rigen el discurso lírico son los de la memoria del poeta y de la tribu. Adonis necesita «vagabundear en profundidad» para ordenar su inventario del mundo. Las calles de la Ciudad de México, las ruinas mayas, el Museo de Antropología o la Casa de León Trotsky se resuelven en el heideggeriano claro de bosque donde todos los tiempos convergen, propiciando un fértil juego de correspondencias o de recapitulaciones donde la historia o la arqueología han cedido su puesto al orbe de la poesía”. A continuación, ofrecemos tres poemas de Zócalo.

[¿EN QUÉ APOYARME?]

¿En qué apoyarme?

¿En la cuadratura del cero, en el triángulo del deseo, en las pirámides del aire o en los campamentos de la historia? ¿En los vientos que se evaporan de los cementerios o en una tórtola hambrienta?  ¿Tiene la flor al fin un hueco por cuello? ¿No es la mariposa lo mismo que una llama?

¿Debo preguntar cómo acabará este mundo o cómo ha empezado este infierno?

Cómo hacerme amigo de los lobos, matar esta humanidad agazapada entre mis garras.

Mi vista ajustada a mi visión y ésta a aquélla, acompaño en su país al perfume de una rosa muerta.

Las heridas humedecen el vestido de un cielo pobre que aprende a cantar con nosotros:

El pájaro está de paso

La jaula no tiene fin.

El sol ama los caminos de los mayas.

[EN ESTE MOMENTO...]

En este momento el aire está en duelo.

Mi mirada se desplaza sobre la tapa de lo real desde que he cedido mi visión a la luz de las leyendas.

Las imágenes que ignoran el mutismo se expresan sólo en cuchicheos.

Cerezas negras son los ojos

Puentes de polvo los pasos.

¿Por qué esta incapacidad para no embriagar a la época sino con jarras de sangre y partículas de átomo?

¿Por qué no saber bailar sino sobre cadáveres de nuestros amigos y amados?

El sol ama los caminos de los mayas.

[AL FINAL, ACABARÁS SOLO...]

Al final, acabarás solo, indio rojo, hermano mío, pues nada dispersa mejor que la soledad.

El yo es arena no semilla. El yo es nube cósmica.

Antiguo-San Ángel Inn

Gisèle-César-Afif. El Líbano en miniatura.

Restaurante en un barrio histórico. El cliente se mezcla con el polvo de la historia, con su oro, sus caballos enjaezados, ensillados con montañas que tiran de la calesa del tiempo.

Lo efímero no necesita eternidad.

Lo eterno necesita de lo efímero.

Hay en este restaurante caderas en forma de alas que hablan la lengua de las nubes.

¡Una mujer en relieve! Su cabeza es un bosquecillo en flor. Sus muslos, dos vertientes de un valle.

Los jinetes de los deseos se enfrentan en su pecho.

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