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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Ver jugar

Los gigantes de la Red no esconden que solo en el monopolio sobrevivirán al futuro

David Trueba

Desde hace tiempo escuchamos hablar de los e-games o deportes electrónicos retransmitidos por la Red. Estamos acostumbrados a ver por la televisión el juego de los futbolistas sobre el campo o las evoluciones de los atletas en competición. Pero desde hace tiempo la asistencia al e-sport se ha multiplicado y vemos llenarse pabellones de deportes con pantallas gigantes donde los espectadores asisten a la disputa del Dota 2 y sus variantes. Por Internet son masivas las visitas a páginas donde otros juegan o explican su juego. Según The Wall Street Journal, hace exactamente un año que el campeonato por la League of Legends convocó a 32 millones de espectadores y corrió a afirmar que el dato equivale a la suma de los que vieron el capítulo final de Los Soprano, 24 y Breaking Bad,lo que no deja de ser un retorcimiento de cifras algo sospechoso.

Pero ha sido la compra del portal de visionado de juegos Twitch.tv por parte de Amazon la que ha disparado el interés por esa nueva forma de competición televisada. En un movimiento estratégico, la empresa que lidera Jeff Bezos ha pagado casi mil millones de dólares por adquirir esta televisión que convoca a un público mayoritariamente joven, fiel y aficionado a seguir las competiciones del deporte electrónico con la misma pasión que se siguen las competiciones de deportistas reales. Se ha desatado incluso una cierta polémica por la denominación de deporte a lo que son disciplinas del videojuego, pero sería estúpido enfrascarse en la pelea por darle un nombre a lo que ya es una realidad, aunque esté sin bautizar.

Hace tiempo, se rumoreó que Google aspiraba a comprar Twitch. El cierre de la venta final confirma que hay un espacio por explorar en el entretenimiento competitivo. Los gigantes de la Red no esconden que solo en el monopolio sobrevivirán al futuro, y toda forma de atracción de consumidores les resulta una inversión interesante, pese a que la rentabilidad aún no esté explorada a fondo. Por nuestra parte, solo podemos dar la bienvenida a una nueva forma de espectáculo deportivo. Puede que no sea deporte, pero es tan buen negocio como lo que llamamos deporte y, en realidad, es deporte televisado. Trae espectadores, competición, publicidad y dinero. ¿Alguien da más?

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