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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Papa llama

En la televisión las imágenes ponen la fuerza y su asociación con ideas profundas es accidental

David Trueba

El líder de los socialistas españoles, Pedro Sánchez, llamó en directo al programa de Telecinco Sálvame para tranquilizar a su presentador, Jorge Javier Vázquez, y asegurarle que, de llegar al gobierno, pondría en marcha los mecanismos para prohibir espectáculos colectivos como el del Toro de la Vega de Tordesillas, defendido por sus participantes como una tradición local. Horas después, en la tertulia de Sergio Martín, La noche en 24 horas de TVE, los contertulios aún se preguntaban si era correcto que un político participara en emisiones tan despegadas de la trascendencia. El balance fue de 3-1 a favor de la intervención. El asunto puede dar para una discusión en profundidad, y más tras ver la enorme relevancia que han cobrado los políticos a lomos de la televisión, siendo quizá Berlusconi el primero y más evidente de todos por ser dueño de los canales.

Ayer mismo recordábamos que los políticos en la oposición están deseosos de exponerse a los medios en una dinámica completamente opuesta a la que adoptan cuando están en el poder. Quizá la lástima es que nadie del gobierno llamara a Jorge Javier para exponer su actitud frente al festejo, que ha afectado de manera directa al inasequible concepto de marca España que tan preocupados nos tiene. Más allá del derecho de todo político a buscar en caladeros recónditos votos tan valiosos como los que se logran tras una exposición pormenorizada del programa político, queda una sensación catódica en la que no se repara tan fácilmente. La televisión marca su propia agenda, sería ingenuo pensar que sucede de otra forma.

En la televisión las imágenes ponen la fuerza y su asociación con ideas profundas es accidental. Lo hemos visto con los CIES. El estado de los centros de internamiento para emigrantes, limbo que atenta contra los derechos humanos, saturados de presos que no han cometido otro delito que ser extranjeros, tan solo alcanza la actualidad, y con retraso de tres años, cuando se emite un vídeo de malos tratos policiales a un detenido en la web de la Cadena Ser. La televisión es exigente y ahora ya, cada tarde, echaremos de menos que los líderes políticos comenten la boda de la semana y la separación subsiguiente. En cuanto a la política migratoria prefieren reservarse la opinión.

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