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Ni muerto Cale se separa de Clapton

El guitarrista reúne a ilustres colegas para homenajear a su amigo y gran influencia

Cale, a la izquierda, junto a Clapton, en un concierto en San Diego en 2007
Cale, a la izquierda, junto a Clapton, en un concierto en San Diego en 2007Zumapress

En 1970, los caminos de Eric Clapton y J. J. Cale se unieron para no volver a separarse jamás. Aquel año, el guitarrista británico, mitificado como dios de la guitarra de blues, lanzó su primer disco en solitario, incluyendo el tema de Cale After midnight. Solo era una composición más de las incluidas en un álbum destinado, eso sí, a marcar época al tratarse del (formidable) debut solista de Clapton. Por entonces, J. J. Cale (de nombre real John Weldon Cale) era un oscuro guitarrista que, nacido en Oklahoma y criado en Tulsa, se había fogueado en Nashville y Los Ángeles, había tocado con su amigo Leon Russell, grabado con un grupo psicodélico menor y, lo más destacado, había militado en la banda de Delaney & Bonnie, en la que un errático Clapton también participó como estrella invitada. Así éste tuvo acceso a Cale y a las maquetas que conformarían su debut: ambos iban a lanzarse en solitario, y Clapton aprovechó After midnight antes de que el propio Cale registrara su disco.

Eric Clapton descubrió en Cale a un compositor que había logrado sumar diversas tradiciones de la música estadounidense de raíz para, amasándolas a su antojo, crear algo rotundamente original y personal, tan cadencioso y perezoso como hipnótico y pegajoso. En su honor hay que decir que Clapton supo apreciarlo antes que nadie, y que grabando ese tema situaba a Cale en el mapa.

Clapton quería un disco que fuera un homenaje a uno de sus referentes en la manera de cantar, componer y reformular el sonido de su guitarra

Cale debutó un año más tarde, con las ideas claras desde el primer momento y con el sonido que definiría el corpus de su obra perfectamente definido. No pasó gran cosa ni entonces ni en lanzamientos sucesivos: era artista de culto para minorías que fascinaba, esencialmente, a otros músicos. A él no parecía importarle gran cosa. Era como si se sintiera cómodo alimentando un perfil bajo, escribiendo y grabando la música que le venía en gana, saliendo de gira de vez en cuando. No solo era el prototipo de la antiestrella, parecía un antihéroe vocacional, y feliz de serlo.

Pero en 1977 Clapton recurrió de nuevo a su cancionero, grabando Cocaine para su exitoso Slowhand. Un tema que Cale había registrado un año antes y al que Clapton fue fiel, pero sacándole brillo como él sabía hacer por esa época. La canción encabezó el álbum, llegó a las listas y muchos se preguntaron quién era ese J. J. Cale que la había compuesto y del que Clapton hablaba tan bien y citaba como una de sus principales influencias. Ahora su autor estaba en el escaparate del rock, y aunque en años sucesivos supo aprovecharse de ese impulso y de que otra mucha gente recurriera a sus canciones, no dudó en entregar discos con cuentagotas, desaparecer durante gran parte de los años ochenta y, de nuevo, entre los noventa y el nuevo siglo. En 2006 aceptó grabar mano a mano con, cómo no, Eric Clapton, dando forma al estupendo The road to Escondido.

En 2013, quien parecía ajeno al estrés, murió de un ataque al corazón, y casi inmediatamente Clapton se puso a idear un disco que fuera homenaje a su amigo, pero también a quien había sido uno de sus grandes referentes en la manera de cantar, componer y al ayudarle a reformular el sonido de su guitarra. Ese álbum Clapton lo ha llevado adelante apoyado por algunos compañeros que también degustaban con delectación la música de Cale: de Mark Knopfler (en su carrera en solitario la ascendencia de Cale es muy evidente) a uno de los abuelos del country, Willie Nelson, pasando por el joven tradicionalista John Mayer o el veterano rockero Tom Petty. Es un disco de Clapton, no hay duda, y completamente respetuoso con la obra de Cale, aquí no hay lugar para experimentos: es gente de la escuela clásica homenajeando desde el corazón a un maestro cuya influencia es mucho mayor de lo que cabe colegir en una aproximación superficial a su obra. Es lo que tiene haber sido un músico que gustaba a los músicos: que el respeto está asegurado.

Eric Clapton & Friends. The Breeze. An appreciation of J. J. Cale. Surfdog / Universal.

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