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EN PORTADA / ENTREVISTA

Kolditz: “Mi serie dio voz a la generación congelada”

El autor de 'Hijos del Tercer Reich' arriesgó con su visión del nazismo. Él defiende el revulsivo

Luis Doncel
Fotograma de la serie 'El Tercer Reich' escrita por Stefan Kolditz.
Fotograma de la serie 'El Tercer Reich' escrita por Stefan Kolditz.

Cinco amigos se reúnen en un bar para beber, bailar y contarse sus planes de futuro. Son jóvenes y se les nota impacientes por comenzar una fase de su vida que parece destinada a dar solo alegrías. Es el punto de partida de Hijos del Tercer Reich, la serie que mantuvo frente al televisor a más de siete millones de alemanes durante tres días consecutivos de marzo de 2013. Ha pasado más de un año desde entonces y Stefan Kolditz (Potsdam, 1956), guionista de los tres episodios, trata en un restaurante del barrio berlinés de Pankow de desentrañar uno de los grandes éxitos de la ficción alemana de los últimos años. La clave radica, asegura, en haber ofrecido una visión original de la gran tragedia que vivió su país en el siglo XX. "Hasta ahora siempre se había mostrado la época de la Segunda Guerra Mundial desde dos perspectivas: o los crímenes cometidos por los nazis o la lucha heroica de la resistencia. Nosotros presentamos a cinco chicos normales y simpáticos. Gente con la que el espectador se puede identificar y que, cuando empiece la guerra, hará cosas horribles", continúa.

 Esta contradicción entre personajes amables y actos de barbarie es el origen de la polémica que ha acompañado a la serie allá donde se ha estrenado. "Un drama histórico muy dudoso. No niega la maldad de los nazis, pero la atribuye tan solo a comandantes sádicos de la SS o de la Gestapo, casi tan crueles con los judíos como con los propios alemanes", escribía The New York Times el pasado mes de enero, justo después de que la producción se estrenara en cines de EE UU. "Falsificación histórica. Los alemanes se describen como las víctimas de la Segunda Guerra Mundial", tituló en portada la revista polaca Uwazam Rze.

No presentamos a los alemanes como víctimas. Los protagonistas experimentan una transformación a lo largo de la serie

Kolditz se revuelve contra estas críticas. "No presentamos a los alemanes como víctimas. Los protagonistas experimentan una transformación a lo largo de la serie, donde cometerán actos deleznables. Eso es lo peor de las guerras: no que los asesinos maten, sino que la gente normal, como usted o como yo, acabemos convirtiéndonos en máquinas de aniquilar", explica.

Pero la polémica no vino solo por el retrato de los alemanes. Los polacos protestaron amargamente porque los guerrilleros de la resistencia antinazi tratan tan mal a los judíos como las propias tropas de Hitler. "No quisimos ser irrespetuosos. Ellos lucharon en el bando adecuado. Y quizá lo podríamos haber matizado algo para no herir sensibilidades. Pero en lugares como Polonia y Ucrania, donde hubo pogromos brutales, hay una larga historia de antisemitismo que dura todavía hoy. Eso es lo que hemos reflejado".

El nombre original en alemán de la serie es Nuestros padres, nuestras madres. No es un título elegido al azar. "Puedo hablar de ello porque lo he vivido. Mi madre, que nació en 1926, me ha reconocido que con 15 años era antisemita", asegura este hombre crecido en la República Democrática Alemana, e hijo de un afamado director de cine del extinto país comunista. "La RFA nace de las ruinas del nazismo, pero las instituciones seguían organizadas por los mismos que antes de la guerra. Fue la generación posterior, la del 68, la que se enfrentó con el pasado de sus padres. En la RDA, muchos provenían también de la Wehrmacht, pero la perspectiva era totalmente distinta. La base fundacional del Estado era el antifascismo. Se notaba incluso en el vocabulario: al hablar de la llegada de los rusos a Berlín, nosotros siempre usábamos la palabra ‘liberación’. En el oeste, el término era ‘derrota".

El guionista alemán Stefan Koditz.
El guionista alemán Stefan Koditz.Julia Soler

A Kolditz se le nota orgulloso de lo que ha logrado. No se trata solo de que la serie obtuviera un éxito espectacular en países como Polonia —"la polémica a veces sirve", bromea— o que fuera la primera emisión en 25 años que la BBC emitió sin doblar al inglés. El guionista considera que Hijos del Tercer Reich consiguió algo más profundo: "Mi padre, que hoy sería tan mayor como Wilhelm [uno de los protagonistas], sí habló de sus experiencias. Pero no era algo habitual. La suya fue una generación congelada: querían olvidar la guerra y olvidar su culpa. Y se ocuparon de reconstruir dos países, la Alemania del oeste y la del este. Esta película, en la que nadie creía, porque parecía que ya se habían hecho demasiadas sobre los nazis, logró algo inaudito: que se hablara de forma masiva de las vivencias de esa generación".

No es la primera vez que Kolditz se cuestiona el pasado de su país. En el telefilme Dresde narró el bombardeo en 1945 de la ciudad sajona. También ha colaborado en la serie policiaca Tatort, que cada domingo por la noche cautiva a más de nueve millones de alemanes. Pese a los éxitos cosechados, este escritor que comenzó en el teatro es extremadamente crítico con el medio audiovisual de su país. "Me entusiasman las mismas series que a todo el mundo, como Breaking Bad o Homeland. Pero no veo televisión alemana. Los estadounidenses pueden innovar porque tienen canales como la HBO, que no viven obsesionados por la audiencia", dispara.

Kolditz es pesimista. Ve muy difícil levantar la calidad de la televisión alemana y recuperar a los jóvenes, que cada vez sienten ese medio como algo más ajeno. "Hemos debatido mucho sobre cómo hacerlo. Pero mientras estemos obsesionados por las cuotas de audiencia, seguiremos teniendo un público muy envejecido que no va a demanda productos más arriesgados", concluye.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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