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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nieve

Los medios de comunicación durante esta semana nos regalarán la imagen típica. Coles bien adornados que reciben con los brazos abiertos a los niños que lloran

David Trueba

Los niños siguen llorando en el primer día de colegio. El mundo evoluciona, pero los niños lloran la mañana en que sus padres les dejan en el cole por primera vez. Lloran porque los niños sospechan algo que no saben expresar. Que todo lo maravilloso que encontrarán allá, amigos, lecciones, conocimiento, no encubre lo que también abandonan. Esa salida de la segunda placenta es igual de dolorosa y aterrorizante que la primera. Los medios de comunicación durante esta semana nos regalarán la imagen típica. Coles bien adornados que reciben con los brazos abiertos a los niños que lloran. Y otros niños ya veteranos que se acercan a los micrófonos con esa naturalidad con la que los niños de hoy le hablan a la tele. Les resulta más familiar hacer unas declaraciones al micro de un programa informativo que mantener una conversación con sus abuelos.

Pero la información de la vuelta al cole podría tener otra dimensión menos epidérmica. Podría incluir la parte de atrás de muchos centros escolares, la reducción de profesores y medios, la suspensión de los programas deportivos y extraescolares. Hace poco hemos escuchado presumir al presidente de la Comunidad de Madrid sobre un nuevo programa de estudios para acercar las realidades de la informática a los niños, pero no mencionar la subasta en su región de tantas escuelas infantiles a empresas sin experiencia en el sector, meros especuladores que han sacado de la educación a cooperativas e iniciativas educativas que funcionaban desde tiempo atrás.

Tampoco se escuchará la voz de los directores de centros que se las ven y se las desean para cuadrar los horarios con bajas que no se cubren y reducción de profesores que imposibilita la atención a los rezagados. Aumenta la cantidad de alumnos por clase y se prima lo contable sin otra justificación pedagógica. Los padres que entregan a sus hijos al sistema escolar lo harán este año conscientes de que hay menores recursos al otro lado para paliar los defectos de la educación española. Deberían llorar también ellos. Pero veremos en el informativo las imágenes de siempre y celebraremos un año más la vuelta al cole con la misma profundidad analítica con la que celebraremos un par de meses después las primeras nevadas en el país.

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