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Crónica
Texto informativo con interpretación

Ronda, un paraíso, pero menos

La plaza de Ronda es administrativamente de tercera categoría, pero sentimentalmente de primera

Antonio Lorca
El Juli y Morante de la Puebla salen a hombros tras la Corrida Goyesca celebrada en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda de Málaga.
El Juli y Morante de la Puebla salen a hombros tras la Corrida Goyesca celebrada en la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda de Málaga.jorge zapata (efe)

Ronda es una gozada; y su plaza, el paraíso. Volver cada año a esta ciudad con motivo de la corrida goyesca es un privilegio. Estar sentado en una silla de enea, en un espacio minúsculo, enlatado entre piedras centenarias, y contemplar la arquitectura vetusta y maravillosa de este enclave taurinísimo, es una experiencia inenarrable.

Se siente la sensación de tocar la historia, de estar cerca de ese personaje legendario que fue Pedro Romero, y de extasiarse, aunque sea en sueños, ante faenas de valor supremo que surgieron de la inspiración del maestro Antonio Ordóñez, y de tantos otros toreros que desde este ruedo han lanzado al mundo pinceladas imborrables de arte.

La corrida goyesca ha sido santo y seña de la tauromaquia; alcanzó la gloria de la mano de Ordóñez; la publicitaron sus admiradores y amigos, y se convirtió en referente social y cultural al hilo de famosos de índole diversa, políticos, intelectuales y foráneos de tez blanca enrojecida por un sol de los caros.

Pero llegó la crisis. Se acabaron muchas comidas de convite, escasearon las invitaciones de primeras filas de sombra, muchos rostros populares han preferido quedarse en casa, los políticos han optado -y hacen bien- por no mostrarse en público, y parece como si la corrida languideciese.

Zalduendo / Morante, El Juli, Perera

Toros de Zalduendo, correctamente presentados, inválidos, descastados y nobles.

Morante de la Puebla: media estocada y un descabello (silencio); estocada (dos orejas).

El Juli: bajonazo (oreja); estocada y un descabello (oreja).

Miguel Ángel Perera: pinchazo _aviso_ y estocada (oreja); pinchazo _aviso_ y descabello (vuelta).

Plaza de Ronda. 6 de septiembre. LVIII Corrida Goyesca. Lleno.

Los tendidos se siguen llenando, pero la plaza no vibra como antaño. Se mantiene el escenario magnífico y espectacular, pero ha cambiado la obra.

La plaza de Ronda es administrativamente de tercera categoría, pero sentimentalmente de primera. Y esta es la clave de la regeneración que está pidiendo a gritos. O la corrida vuelve a erigirse en referente de la fiesta o se desmoronará inevitablemente.

¿Y dónde está la clave? En el toro, naturalmente.

Ayer, una vez más, salieron seis toros correctamente presentados para un coso de tercera, pero inválidos hasta extremos mortecinos, -no existió el tercio de varas-, sosos, descastados, nobilísimos como corderitos la mayoría de ellos, e impropios para un triunfo de verdad, de esos que quedan en la memoria para siempre.

Cartel de lujo donde los haya, tres triunfadores que todavía suscitan interés; los tres cortaron orejas, pero casi todo sonó a hueco. Incluso las pinceladas geniales de Morante con capote y muleta supieron no más que a toreo de salón para satisfacer a paladares muy generosos. Ni un pase admitió su muy descastado primero, y ante el cuarto, al que no se le vio una sola gota de sangre tras el piquero, tan amuermado como bondadoso, se lució por chicuelinas preciosistas, olorosos naturales y detalles torerísimos a un moribundo.

Con dos toros que desarrollaron brusquedad se encontró El Juli, que demostró su habitual poderío, sus formas tan técnicas como frías y su capacidad indiscutible para superar cualquier adversidad de su oponente. Fue más poderoso que ortodoxo, y dejó la impronta de su innata capacidad y sus maneras habitualmente tan suficientes como ventajistas.

El tercero, Perera, se dio dos arrimones; el primero, ante un animal birrioso; el otro, ante un toro de poca clase. Demostró, no obstante, que vive un momento dulce.

En fin, que faltó toro, y sin toro no hay triunfo de verdad, sea cual sea la tradición de la goyesca. Lo dicho, Ronda es un paraíso, pero menos.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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