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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Casta televisiva

A los miembros de Podemos parece que les gusta la política, pero no los políticos, o no los que hay

Berna González Harbour

El mejor momento de la tertulia del sábado en laSexta Noche fue cuando el presentador quitó la palabra a Marhuenda y le dijo: “Eso ya lo dijiste la semana pasada”. Claro que lo mismo le podíamos haber dicho a él y al representante de Podemos en esa sesión, Íñigo Errejón, que seguía erre que erre con la casta.

Volver de las vacaciones, ese tiempo en que cada uno aprovecha para su particular chapa y pintura, para avanzar a su manera en alguna dirección, y comprobar que el mundo no se ha sometido a arreglo alguno es golpe bajo. Regresas, te asomas, y decepción: todo está intacto. Igual que Marhuenda, el debate de la casta sigue ahí y se repite como el paro, como el desencuentro catalán y las instituciones sin reformar. Como decimos en las buenas redacciones cuando algún despistado vuelve a descubrir la pólvora: “Ya lo hemos dado”.

Belmonte contaba que le gustaban los toros y le molestaban los toreros. Situémonos: eso ocurría cuando los niños no iban al colegio ni jugaban al fútbol, sino que pasaban la tarde toreando amigos, sillas o perros. Y los toreros, esos que podían pagar becerros para entrenarse, eran la casta en Sevilla, por eso le molestaban. (A mí no me gustan toros ni toreros, pero sí la prosa limpia de Chaves Nogales, que lo cuenta en una vibrante biografía del torero).

A los miembros de Podemos parece que les gusta la política, pero no los políticos, o no los que hay. Tal vez porque ellos solo se entrenaron en su barrio o en laSexta, o porque no les falte razón.

Pero cuidado: cuando se cierran las calles y la gente se echa al sofá, lo hace ante la nueva casta, la televisiva. Y en esa viven tanto Marhuenda, como Podemos y su debate anticasta, que empieza a resultar cansino.

Javier Creus, fundador de Ideas for change, definía en la Cadena Ser el choque insostenible entre una sociedad española capaz, dinámica y cargada de “plasticidad social” y unas instituciones pesadas, inamovibles. El programa entero, Mira lo que está pasando, de Montserrat Domínguez y Juan Carlos Ortega, es un chute de acción alentador, lo pueden comprobar.

Cuando el anticasta se convierte en casta, el antisistema en sistema o la gente en institución, corre riesgos. Y entonces urgen propuestas.

Y mejores tertulias, por favor.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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