Miedo a volar

Nuestro cerebro sabe que el avión es un medio de transporte más seguro que el taxi al aeropuerto, pero nuestras tripas no se lo creen. Andan los viajeros un poco inquietos desde que se esfumó un vuelo malayo (hay quien busca explicaciones increíbles al estilo Perdidos) y otro del mismo país fue derribado por un misil sobre Ucrania. Eso ocurrió entre decenas de millones de trayectos cada año, sí, pero dígaselo a sus tripas, o a su retina si acaba de seguir un telediario.

Quien tenga miedo a volar no se tranquilizará viendo Aeropuerto 1975, que emite Calle 13, filme emblemático del cine de catástrofes de aquella década, en el que un avión pierde a sus pilotos, queda al mando de una azafata y tiene que ser rescatado por Charlton Heston. Si quiere relajarse hará mejor en buscar su parodia Aterriza como puedas (en Paramount Channel), clásico del cine de humor poco considerado por los críticos. Frente al tono sensiblero y patriotero de la película original, donde cada personaje trata de inspirar ternura y la respuesta de la nación es ejemplar, la réplica cómica muestra más ingenio y arranca carcajadas de todas esas situaciones que nos irritan en los viajes.

Las estadísticas siguen estando de parte de la aviación, pero hay un temor primario porque el instinto desconfía de que se sostenga en el aire un gigante metálico. En Canal Historia (lo podían llamar Canal Hitler, o Canal Ovni, pero a veces tratan otros temas) se entendió clarito al fin: bastó que pintaran el aire de verde y lo viéramos rodear las alas de distinta forma para comprender que empujara hacia arriba. Lo contó el documental Lo que el ojo no ve, que, sin embargo, debió alarmar a los aprensivos de la radiación aérea y de muchas otras cosas diminutas.

En El club de la comedia (que La Sexta programa en maratones de cinco horas cada domingo), un viejo monólogo de Santi Rodríguez se burla de lo más chocante de los vuelos. Que si está prohibido llevar a bordo ballestas o catapultas; que cómo demonios le piden a uno que respire con normalidad si se abre un boquete y caen las temidas mascarillas...

Lo mejor ante el miedo es desafiarlo riéndonos de él. Como en Aterriza como puedas:

—¿Nervioso?

—Sí

—¿Es la primera vez?

—No, he estado nervioso muchas veces.