_
_
_
_
_
CÁMARA OCULTA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Corrupción que no cesa

"A la cárcel solo van los tontos", dice el estafador de la película El dinero tiene miedo, comedia escrita por Pedro Masó y dirigida por Pedro Lazaga en 1970. "O los que se pasan de listos", responde su abogado. Eran aún tiempos de Franco y en el cine español ya se hablaba de corrupción aunque no de forma tan rotunda como veinticuatro años después haría Mario Camus en su película Amor propio, en la que el responsable de una estafa colectiva asegura sin matices que ellos, los poderosos, son los guardianes del estado del bienestar: "Creamos riqueza y nuestra responsabilidad nos impide cualquier tentación humanitaria. Nos hemos enriquecido practicando la usura y como pasamos por ser serios y legales nadie nos va a robar nuestro prestigio…". O hace solo tres años en Cinco metros cuadrados, de Max Lemcke, en la que un pobre diablo se ve impulsado a secuestrar al constructor de unos pisos ilegales con los que ha estafado a gentes sin recursos. Sobre la corrupción se han rodado en España más películas de las que parece, desde el arribista de Huevos de oro a los constructores que quieren derribar el convento de Fray Torero, o los banqueros que huyen con su dinero en La vida alrededor, de Fernando Fernán Gómez, en la que él mismo interpreta a un pobre abogado sin trabajo que debe dedicarse a mil faenas distintas para sacar a su familia adelante. Es estremecedor el humor negro de la charla que da a su hijo, aún bebé: "No eres tan feo ni tan pobre como tu padre porque aún eres pequeño, pero crecerás, te casarás y trabajarás, trabajarás y trabajarás y llegará un día en que serás tan alto, tan feo y tan pobre como tu padre".

El cine italiano de los sesenta y setenta fue prolífico en la denuncia de todo tipo de corrupciones, y aquí surgen temas a diario, poniendo de mayor actualidad aquel valiente título de Berlanga, ¡Todos a la cárcel!. O, por recordar otras películas muy notables, Todo por la pasta y La caja 507, ambas de Enrique Urbizu, o La distancia, de Iñaki Dorronsoro, que pasó injustamente de puntillas por las pantallasSe han rodado varias más, pero cuántas otras podrían aún hacerse en el cine español.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_