_
_
_
_
_
LLAMADA EN ESPERA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Museos y colecciones

El IVAM presta atención a obras de principio del siglo XX que no se encuentran en otros centros

Estrella de Diego
Cartel de Joan Miró para la revista 'L'instant' (1919).
Cartel de Joan Miró para la revista 'L'instant' (1919).

No es de extrañar que las colecciones de los museos españoles del siglo XX dejen bastante que desear respecto a las de instituciones como el MOMA de Nueva York, la Tate de Londres o hasta el Pompidou de París, cuyas obras de base son muy anteriores a la construcción del propio edificio. No es de extrañar, teniendo en cuenta la manera en la cual hemos estado completamente excluidos de la modernidad durante la dictadura, hecho que explicaría por qué faltan en las colecciones del Estado representaciones de verdad contundentes de artistas incluso españoles como Picasso o Dalí, hasta hacerse realidad la donación que fue a construir, junto al Guernica, la esencia histórica del Museo Reina Sofía. De hecho, antes de que llegaran las citadas obras, era imposible contar la historia de la primera mitad del XX internacional ni como mera aproximación. Lo moderno,entendido también como contaminación internacional, no era muy bien visto en aquellos largos años de oscuridad de la dictadura.

Esa exclusión resultaría ser mucho más determinante de lo que podría parecer a primera vista, dado que cuando por fin entramos a la modernidad era ya tarde para ponerse al día: nada esencial estaba a la venta o era demasiado caro para poder acceder a ello. E, insisto, no me refiero sólo a muestras de artistas pop clásicos, tan presentes en los museos alemanes, o los expresionistas abstractos norteamericanos, sino a artistas españoles como el citado Picasso. ¿Cómo plantear, pues, la tarea de construir una colección, teniendo en cuenta esa idea tan local de ser posmodernos antes de ser modernos, fenómeno que se dio en los últimos ochenta y primeros noventa y que llevó a la proliferación en el Estado de museos de arte del XX, muchos de los cuales trataron de recuperar el tiempo perdido sin resultado del todo satisfactorio? ¿Era necesaria esa increíble proliferación de instituciones o hubiera sido mejor centrar esfuerzos para alcanzar logros más contundentes? ¿Es posible salir de la situación de inercia y revisitar las fórmulas narrativas de forma que se soslayen los huecos y se adquiera lo que se pueda adquirir a buen precio y en una buena oportunidad?

Desde este punto de vista, la del IVAM parece ejemplar dentro de las colecciones del Estado, ya que en sus inicios, hace ahora un cuarto de siglo, supo apostar por aquello que no estaba tan de moda. Así, se empezaron a adquirir obras con una política de compras impecable desde cualquier punto de vista, en especial en lo referido a la vanguardia de primeros del XX. Llama sobre todo la atención el énfasis en la fotografía que otras instituciones han descuidado de forma notable, al menos en lo que se refiere a la vanguardia clásica. Es una de las partes fuertes de la colección del IVAM y se puede comprobar en la exposición que conmemora esos 25 años. Ha sido comisariada por Francisco Jarauta, una lectura singular y atractiva, muy poética, que propicia, además, el diálogo entre algunas piezas que dan el pulso de lo contundente y coherente de la colección en los primeros años de vida del museo. Luego las cosas se volvieron a oscurecer, pero esto forma parte de otro relato, supongo. Ahora se abre una gran oportunidad de dotar a esta colección de posibilidades de futuro. Ojalá vuelva a ser tan luminoso como en aquellos primeros años míticos del IVAM, el museo con una colección que supo apostar muy tempranamente por lo viable y necesario cuando aún estaba a su alcance.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_